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prostituta y, aparte de masturbarse de forma incestuosa con el<br />
<strong>cuerpo</strong> de su hijo, como supone el perito, utilizó también al chico<br />
para que hiciera de vigilante en sus relaciones sexuales con su clientela.<br />
<strong>El</strong> niño tenía que quedarse en la puerta y avisar en caso de<br />
peligro (posiblemente de la llegada del furioso padre). Patrice explicó<br />
que no siempre tuvo que ver lo que sucedía en la habitación<br />
de al lado, pero que no podía evitar oír y sufrió lo indecible con los<br />
constantes gemidos y quejidos de su madre, a la que ya de<br />
pequeño había visto con pánico practicando el sexo oral.<br />
Es posible que muchos niños consigan sobrevivir a semejante<br />
destino sin convertirse más tarde en criminales. Los niños suelen<br />
tener un potencial inagotable: puede que luego se hagan famosos,<br />
como Edgar Allan Poe, por ejemplo, al que la bebida acabó<br />
matando, o como Guy de Maupassant, que presuntamente «transformó»<br />
su trágica y confusa infancia en trescientas historias, pero<br />
que, como le ocurriera a su hermano pequeño antes que a él, no<br />
pudo evitar volverse psicótico y murió en una clínica a los cuarenta<br />
y dos años.<br />
Patrice Alégre no tuvo la suerte de encontrar una sola persona<br />
que lo salvara de su infierno y le posibilitara ver los crímenes de<br />
sus padres como tales. Por eso creyó que su entorno era el mundo<br />
en sí, e hizo de todo para afirmarse en él y eludir la omnipotencia<br />
de sus padres mediante robos, drogas y actos violentos. Dijo en el<br />
juicio, se supone que ciñéndose a la verdad, que cuando violaba<br />
no sentía necesidades sexuales, sino sólo la necesidad de omnipotencia.<br />
Es de esperar que estas declaraciones informaran a la justicia<br />
de aquello con lo que se enfrentaba. Pues hace casi treinta<br />
años un tribunal alemán decidió dejar que castraran al asesino infantil<br />
Jürgen Bartsch, interiormente aniquilado por su madre, con<br />
la esperanza de impedirle exteriorizar mediante una operación<br />
quirúrgica su, al parecer, demasiado agudizado instinto sexual