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a sentir y sea capaz de condenar con claridad los actos de su<br />
padre incestuoso, es probable que crezca en la terapeuta el miedo<br />
al castigo de sus propios padres si, a su vez, ve su verdad. ¿Cómo<br />
se entiende, si no, que se ofrezca el perdón como medio de<br />
curación? Los terapeutas suelen ofrecerlo para tranquilizarse a sí<br />
mismos, como también hicieron sus padres. Sin embargo, dado<br />
que los mensajes del terapeuta suenan muy parecidos a los de los<br />
padres del pasado —aunque a menudo se expresen con mucha<br />
más amabilidad—, el paciente necesita largo tiempo para descubrir<br />
la pedagogía venenosa. Cuando por fin la reconoce, no<br />
puede dejar al terapeuta, porque entretanto ya se ha desarrollado<br />
un nuevo vínculo tóxico. Para él el terapeuta es ahora la madre<br />
que le ayudó a nacer, porque es con éste con quien ha empezado a<br />
sentir. De modo que sigue esperando que el terapeuta lo salve en<br />
lugar de escuchar a su <strong>cuerpo</strong>, que le está ofreciendo ayuda mediante<br />
señales.<br />
4. Sin embargo, si el paciente tiene la suerte de ser asistido<br />
por un testigo con empatía, podrá vivir y entender su miedo a los<br />
padres (o figuras paternas) y, poco a poco, romper los vínculos<br />
destructivos. La reacción positiva del <strong>cuerpo</strong> no se hará esperar<br />
mucho, sus avisos serán para él más comprensibles y dejará de<br />
manifestarse con enigmáticos síntomas. Entonces descubrirá que<br />
sus terapeutas se han engañado, y también le han engañado (a<br />
menudo sin querer), pues el perdón impide la cicatrización de las<br />
heridas, por no hablar de su curación. Cualquiera puede comprobar<br />
por sí mismo que el perdón <strong>nunca</strong> acaba con la pulsión a<br />
la repetición.<br />
He intentado demostrar aquí que la ciencia lleva mucho<br />
tiempo calificando de trasnochadas algunas opiniones supuestamente<br />
correctas. Entre estas últimas figura, por ejemplo, la convicción<br />
de que el perdón cura, que un mandamiento puede generar<br />
un amor verdadero o que el fingimiento de sentimientos es<br />
compatible con la aspiración a la sinceridad. Sin embargo, si