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pude descifrar mi historia, no soy un buen ejemplo, pues he<br />
tardado más de cuarenta años en llegar al punto en el que estoy<br />
ahora. Pero hay otros casos. Conozco a personas que en mucho<br />
menos tiempo han conseguido desenterrar sus recuerdos y, gracias<br />
al descubrimiento de su verdad, han podido abandonar el<br />
escondite en el que se habían guarecido. En mi caso, el viaje duró<br />
mucho porque durante décadas tuve que recorrer el camino sola y<br />
hasta el final no encontré el tipo de acompañante que necesitaba.<br />
Por el camino tropecé con personas para quienes conocer su historia<br />
también era una prioridad. Querían entender de qué tenían<br />
que protegerse, de qué habían tenido miedo, y cómo estos miedos<br />
y las graves heridas tempranamente sufridas habían repercutido<br />
en sus vidas. Igual que yo, tuvieron que imponerse a la dictadura<br />
de la moral tradicional, pero pocas veces lo hicieron solas. Ya<br />
había libros y grupos que les facilitaron esta liberación. Después<br />
de confirmar sus percepciones, pudieron dejar atrás su confusión<br />
y, una vez que se hubieron acercado a su verdad, permitirse la<br />
aceptación de la indignación y el horror.<br />
Henrik Ibsen habló una vez de los puntales de nuestra sociedad;<br />
se refería con ello a los poderosos que sacan provecho de<br />
la hipocresía de dicha sociedad. Yo espero que las personas que<br />
hayan reconocido su historia y se hayan liberado de las mentiras<br />
impuestas por la moral pasen a formar, parte de los puntales de<br />
una futura sociedad consciente. Sin la conciencia de lo que nos<br />
sucedió en nuestros primeros años de vida todo el engranaje cultural<br />
es, a mi entender, una farsa. Los escritores aspiran a crear<br />
buena literatura, pero no tratan de identificar la fuente inconsciente<br />
de su creatividad, el impulso que les lleva a expresarse y<br />
comunicarse. La mayoría teme con ello perder sus capacidades<br />
creativas. Un miedo similar he encontrado en los pintores, incluso<br />
en aquellos que (a mi juicio) mostraban claramente sus miedos<br />
inconscientes en sus cuadros, como Francis Bacon, <strong>El</strong> Bosco,