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sacrificarse por su padre?). Pero al cabo de sólo unas cuantas semanas<br />
me enteré de que había enfermado de cáncer de páncreas.<br />
Murió poco después. Había sufrido constantes dolores, y mis intentos<br />
de recordarle la frase de su padre fracasaron. Klara lamentaba<br />
no estar en condiciones, debido a la actual enfermedad, de<br />
ayudar a su padre, porque lo quería mucho. Ignoraba el porqué de<br />
este sufrimiento, casi <strong>nunca</strong> había estado enferma, todos la<br />
habían envidiado por su salud. Klara vivía muy sujeta a sus convencionalismos,<br />
es evidente que apenas conocía sus verdaderos<br />
sentimientos. De ahí que el <strong>cuerpo</strong> tuviera que manifestarse,<br />
aunque, por desgracia, no hubo nadie en su familia que le ayudara<br />
a descifrar el lenguaje en el que el <strong>cuerpo</strong> hablaba. Sus hijos adultos<br />
<strong>nunca</strong> estuvieron preparados ni capacitados para hacerlo.<br />
<strong>El</strong> caso de la mujer que me había escrito, la pintora, fue distinto.<br />
Notó claramente que se enfadaba con su madre al ver cómo<br />
ésta reaccionaba a las buenas ventas de los cuadros. A partir de<br />
entonces la alegría de la hija fue apagándose, durante unos meses<br />
fue incapaz de pintar y volvió a caer en sus depresiones. Decidió<br />
no ir a ver a su madre ni a los amigos que estaban de parte de<br />
ésta. Dejó de ocultarles a sus conocidos el estado de su madre (padecía<br />
psicosis), empezó a comunicarse y volvió a sentir las ganas y<br />
la alegría de pintar. Lo que le devolvió la energía fue la aceptación<br />
de la verdad completa sobre su madre y la ruptura paulatina del<br />
vínculo, es decir, entre otros, de la compasión y la esperanza de<br />
poder hacer feliz a su madre para que ésta algún día la quisiese.<br />
Había aceptado que no podía querer a esta madre y ahora sabía<br />
exactamente por qué.<br />
Historias como ésta, con final feliz, escasean, pero yo creo que<br />
su frecuencia aumentará con el tiempo, en cuanto consigamos reconocer<br />
que a los padres que nos han maltratado no les debemos<br />
agradecimiento alguno y, desde luego, tampoco ningún sacrificio.<br />
Sacrificios que se hicieron por unos fantasmas, por unos padres