Decargar libro - Manuel Requena
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" 334"<br />
Ser un rincón tranquilo que te deje descansar en silencio, aunque la tempestad<br />
remueva el lago de mi entorno. Poder decirte casi en un susurro de pensamiento:<br />
Duérmete lo que quieras, que aún nos queda fe, y ya nos asustamos menos de las<br />
olas, sabiendo que estás Tú, aunque sea dormido, en nuestra barca.<br />
Ser un torrente de armonía ascendente, que como algo tuyo, te devuelva la tierra<br />
que humedeció tu sangre.<br />
Ser hacia ti... como tú nos dijiste que eras hacia el Padre, y en ese movimiento<br />
suave del camino, reproducir lo que sentiste de la vida cuando estabas aquí,<br />
viviendo con tu Madre.<br />
Quisiera ser un vaso de tu luz, ... donde pudieran beberte mis hermanos, y nunca<br />
se acabase. Que pudiera jugar a derramarte incluso, y hacer señas de amor sobre<br />
toda la tierra, y que las viera el Padre.... y se compadeciera al fin de nuestra raza de<br />
hombres, y nos diera la paz que te conoce, la que sabes…<br />
El río caudaloso de tu gente sencilla, nace de tu costado abierto para siempre, y tu<br />
costado se abre en cada ciego al que tu le devuelves la vista; en cada enfermo que<br />
ve en su enfermedad una ocasión de transformar la queja en bendición, lo malo en<br />
bueno; en cada pecador que te conoce en tu cruz, y pide que te acuerdes de<br />
nosotros en tu reino... Se abre tu costado en cada hombre que mira hacia su<br />
hermano con amor, se olvida de si mismo y busca el encuentro... aunque le cueste<br />
la vida.<br />
El río ya incruzable de tu Iglesia, formado de la fuerza y gracia de tu gloria, se<br />
incrementa cada día con los aportes de tus pequeñas fuentes, que son como rotos<br />
de la tierra, por los que derramas tu presencia. Conozco fuentes grandes, que son<br />
ya por si solas casi ríos. También conozco fuentes pequeñas, escondidas entre la<br />
maleza, pero que dan un agua cristalina y limpia, deliciosa, que sabe a junco y<br />
yerbabuena, a albahaca y a hinojo. Son tu gente sencilla, a la que solo tu conoces, y<br />
sin que nadie lo sepa, aumentan con el agua de su vida humilde, el río de tu<br />
Iglesia, que cuando entra en el desierto del mundo lo riega y reverdece, y el secano,<br />
lo vuelve fértil, y lo pagano,.... recibe al menos la bendición del agua.<br />
………………………<br />
12.- EL NOMBRE DE JESÚS<br />
Enséñame Dios mío a pronunciar el nombre de tu hijo, el nombre de Jesús.<br />
Enséñame a decirlo de tal forma que lo limpie de todos los fantasmas que se le han<br />
ido pegando con tiempo, y que no son su nombre; de todas las adherencias que el<br />
enemigo ha sembrado en el hombre, para que no tenga el efecto que Tú le