Decargar libro - Manuel Requena

" 346"
Eso me quita la oscuridad que tengo en el fondo del alma, como defecto original.
Necesito aprender, necesito aprenderte, y eso es como comer de ti, como comerte
para sentir que vivo. Menos mal que tu mismo dijiste 'tomad y comed todos de el,
porque esto es mi cuerpo', si no lo viera escrito, definitivamente creería que estoy
loco. Pero a mi ansia de comer en tu cuerpo y beber de tu sangre, le das Tú el
sentido de la Verdad, haciéndote alimento, hostia de vida, en el mundo infinito del
Espíritu.
En este siglo 21 deberíamos de transformarlo todo. Empezar de nuevo a conocerte,
vivir y revivir de tu nombre, de convertirnos y mirar hacia ti, 'pros ton Zeon', como
hace tu Verbo.
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¿Descubriremos en este siglo el sentido de la vida? Hasta a los muertos se les
congela hoy, según dicen, esperando ser resucitados, pero no por ti, sino por otros
hombres que se llaman de ciencia genética. ¿Para que querrán volver aquí, a este
mismo mundo, sin seguir adelante con su senda de vida? Tendríamos los cristianos
que gritar con más fuerza, que tu camino es eterno, magnífico, sin otro retorno que
el que nos tiene prometido tu Hijo cuando venga por fin. Él nos resucitará, pero en
tu presencia, en esa nueva forma de existir que El ya tiene, junto con su Madre y
otros muchos santos. Yo quiero ser así, como ellos. No dejes que me escape de ti, ni
que nadie me robe de tu reino.
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Las cosas de este mundo, que antes me gustaban y me entretenían, ahora me
parecen muchas de ellas soberanas tonterías. Películas, juegos, entretenimientos,
trabajos y descansos, y hasta mis propios pensamientos y sentimientos, se me han
quedado como chicos, sin contenido, sin alimento alguno.
En cambio tu Palabra, se ha convertido en el aire que respiro, en el manjar que con
su propia expresión, 'contiene en si todo deleite'.
Me has dado las luces de pensar en tu Palabra, como energía fundamental de mi
ser hombre. La intuición de saber que ser de ti, vivir de ti y para ti, es realmente lo
único que importa, lo único que queda, después de tanto viaje y tumbo en el
camino.
Palabra de la luz,
camino de la Paz y fuerza del amor
que sale de tu pecho transido de dolor.
Sabiduría del Padre que llama a recibir,
la esencia de su vida en mi vivir.
Engárzame a tu cruz,
y dame al caminar de ese calor,
que sale de tu pecho al revivir.
A veces, como ahora, te siento venir en la proesía, en el verso perenne que sale de la
boca del Padre, y se convierte en prosa para nosotros, en un verso prosaico, que lo