Decargar libro - Manuel Requena

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reconstrucción del hombre, que incluso dos mil años después, aún no se entiende,
tu aceptación del hombre en un corazón quebrantado y humillado.
Me fío de ti, Señor de las misericordias. Y no en teoría sino por la experiencia diaria
de tu misericordia. Si la sociedad de hoy, el mundo, pudiera intuir siquiera de lejos
lo que significa tu misericordia, tendrías un programa diario en la televisión,
primera página en todos los periódicos, y tu noticia sería mas interesante que
cualquier liga de campeones u olimpiada. Pero no hemos sabido aún gozar y
transmitir la alegría de ser misericordes, y objetos de la tuya.
Después de leer, de recitar, de cantar infinidad de veces este salmo, de orar con el y
de vestirme de el, cuando estoy en pecado y te lo canto, la conclusión que saco al
sentir tu respuesta, es la que me enseña tu apóstol Juan: DIOS ES AMOR, con todas
las consecuencias del amor.
No eres un “perdona vidas” arrogante, como somos nosotros las veces que
“perdonamos” algo, que tampoco son muchas. Sino que tu perdón, si lo pedimos
en la verdad del corazón que ama, consiste en mostrarnos tu amor. En relación con
nuestro pecado, ese amor tuyo no solo no se acuerda mas de la culpa una vez que
perdona, sino que nos deja tener una experiencia crecida de tu Amor, mas que
antes de pecar, que limpia hasta el recuerdo del pecado de mi alma, y me deja estar
delante de ti, con unas ganas grandes de cantar mas fuerte, y repitiendo sin cesar
como dice otro salmo: PORQUE ES ERTENA TU MISERICORDIA.....
Supongo que esa es la doctrina evangélica de los deudores perdonados, que
amaron más, los que más debían, y a los que se les perdonó más.
Concluye el salmo orando por la Comunidad, por la Ciudad Santa, símbolo de la
Iglesia, y da una pincelada sobre el rito litúrgico, como celebración de la
conversión personal.
El salmista, gustada la bondad de Dios, y sentida la misericordia, se ha olvidado de
sí mismo y se acuerda ante Dios de su comunidad,
SEÑOR, POR TU BONDAD, FAVORECE A SION,
RECONSTRUYE LAS MURALLAS DE JERUSALEN:
Convertirse, es reconstruir la ciudad de Dios, es el mayor favor que podemos
hacerle a la Jerusalén del cielo, y a Sión como lugar donde se encuentra a Dios en la
tierra, el lugar santo, que ya no es otro que la comunidad cristiana. La bondad de
Dios, reflejada en el rostro del converso, el la mejor garantía de la reconstrucción, y
de la protección sobre el futuro, que supone el signo de la muralla.
ENTONCES ACEPTARÁS LOS SACRIFICIOS RITUALES
OFRENDAS Y HOLOCAUSTOS,
SOBRE TU ALTAR SE INMOLARÁN NOVILLOS.
Aunque cambia totalmente el ambiente íntimo del salmo, y probablemente no sea
del mismo autor, estos versículos vinculan el pecado personal con la vida de la