Decargar libro - Manuel Requena

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vendría de nuevo a mí. Y lo estoy esperando, y por eso digo con todas mis fuerzas
¡VENGA TU REINO! Es lo más alto que puedo pedir, lo más profundo y lo más
completo: tu presencia en mi, que se llama Reino.
En tu presencia, en tu Reino, es donde identifico también a mis hermanos, a los que
viven en ti, aunque muchos de ellos ni lo sepan. Y es en tu presencia también,
donde me identifico yo mismo, donde se quien soy, y para lo que soy. En tu reino,
que es un gerundio permanente del Verbo Amar, es donde me siento vivo, donde
veo, donde toco, donde me alimento de tu Palabra que es pura energía viva. Tu
Reino Tripersonal, es la auténtica realidad del hombre, su camino su verdad y su
Vida. Sé con dolor, que solo se hará definitivo con el paso por la muerte, y en la
experiencia de la Resurrección, y por eso, cuando pido que venga tu Reino, de
alguna forma estoy pidiendo la muerte, convertida en puerta para la vida. Pero
estoy pidiendo también la resurrección, la restauración definitiva de todas las cosas
aquí, en esta tierra nuestra
HÁGASE TU VOLUNTAD.-
Esa es precisamente tu voluntad, que me has enseñado en tu Hijo, el Amado tuyo:
QUE TU REINO ESTÁ VINIENDO. A la velocidad cósmica que Tú solo sabes
medir.
La postura espiritual que supone aceptar incondicionalmente la realización de tu
voluntad, es la que nos ha traído a los hombres lo mejor de la historia: La
encarnación del Verbo, y la Redención. Nada más, y nada menos!.
Si yo pudiera conectar indefectiblemente tu voluntad con la mía, sería un
HOMBRE DE DIOS. Pero en muchas de mis decisiones, soy solamente un hombre.
Que no es poco, pero me falta una cualidad importante, casi imprescindible: la Luz
de la Vida que me dirige hacia ti. Si no acepto que se haga tu voluntad, me pierdo,
me enturbio, no veo bien. Yo no creo que quieras de mí que “haga cosas”. Pienso
que tu voluntad primordial, para lo que me has creado, es para que acepte tu Don,
tu Espíritu. Que me abra a El, sin otra finalidad que esa, estar amando con El a tu
verbo, escuchándolo, para conocerte. Cuando sé eso, y lo vivencio, sé claramente lo
que tengo que hacer, y las cosas me salen solas. Se crear, se aguantar y aguantarme,
se hablar, se escuchar, se tener fe, se corregir el rumbo hacia tu Sol que nace de lo
alto....
Si conozco tu Espíritu, y me dejo soplar por El, estoy seguro haciendo tu voluntad.
“HÁGASE”, es la palabra mágica que usaste en el principio para que todo el
cosmos existiera. “Hágase la luz”, y se hizo... y ahora me pones tu magia en mi
boca cuando me haces decir “hágase tu voluntad”. ¿Es que me quieres hacer como
Tú, participante de tu capacidad de creación, y nada menos que en lo más íntimo y
precioso que tiene todo lo creado, que es tu voluntad?