Decargar libro - Manuel Requena

" 339"
Enséñame a escribirte, como hago con la madera y con las gubias. Enséñame a
decirte como te dijo Juan, que lo aprendió en tu pecho, y al pie de tu suplicio,
juntando los contrarios:
tu angustia, la tradujo en nuestra PAZ,
tu soledad, en compañía eterna;
tu dolor: en prueba del amor-misericordia,
tu ausencia, en presencia de Palabra que nos salva.
Y al pie de tu cruz, en la orfandad de ti, en el momento cumbre del contrario,
consiguió el patrocinio más hermoso, que después se convirtió en el tesoro grande
de tu Iglesia: Ser hijo de tu madre.
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Te regalo todos mis amores, a cambio de colgarme una lágrima tuya enredada en
un cordón de luz, de tu sangre.
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Ya que lo diste todo como hombre,
déjame recibirte en todo, como hombre.
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Hay verbos, palabras, que unidas a lo santo, a lo sagrado, tienen su auténtico valor.
Inmenso es el sentido por ejemplo de “confiar”: vivir conjuntamente en la
seguridad de la fe. Gran regalo del Padre de los hombres es la fe, la confianza, la
fiabilidad.... del hombre hacia El, y de unos con otros. Eso nos hace hermanos. Son
palabras que brotan de la fuente del Hijo de su amor.
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Entrar a la luz de tu palabra es la vida, y no es cuestión de cantidad de líneas que
se lean o se escriban: es cuestión de entenderla, de abrir la puerta sagrada del alma
de Jesús, y dejarse empapar la esponja de la fe.
La Palabra de Dios está viva y eficaz como espada de dos filos. Corta hacia fuera y
hacia dentro del Misterio del hombre. Del misterio del Hijo del hombre, Señor de
la doctrina, del sábado y de la gracia, que es su proclamación.
Proclamarlo, puede hacerse ante otros o ante uno mismo sólo, con el clamor eterno
de la gracia, que nos lleva hacia el Padre. Ese llevarnos como en hombros, o sobre
alas de águila, es la experiencia del Verbo, que va desde el principio hacia su
Padre, y desde que se acepte por la FE: nos vamos con El, anuestro Padre,
Con solo entender bien esas palabra: PADRE NUESTRO, nuestro Padre, se puede
completar el círculo famoso del antiguo monje, lectio, oratio, meditatio, contemplatio.
Mejor aún se puede circular por todo el entorno de la luz y contemplar leyendo, y
leer orando y meditar contemplando, y..... en definitiva recorrer el camino de la
palabra, que es antes que todo y lo sostiene todo, desde el principio al fin.
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Quería y quiero, una pasión que no se acabe nunca, y ya la tengo. Es la Pasión de la
Palabra. Leerla, orarla, meditarla y contemplarla, y quedar solo amando... es el
camino eterno. No se acaba.
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