Decargar libro - Manuel Requena

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pidió misericordia con el salmo, y Betsabé le engendró un hijo, que murió. Su vida
se rompió, pero la misericordia que invocó le fue concedida y volvió a Betsabé, y
engendró a Salomón, que no se puede decir que fuera un fruto despreciable de la
especie humana. La misericordia de Dios, reconstruye la vida y la mejora. De
nuestras miserias, es capaz de sacar auténticas obras de su arte de amor.
Me parece que no podría conocer a Dios, si nó conociera que su misericordia, sin
límites ni fin, y sin medida alguna de tiempo y espacio, tiene como único punto de
referencia su propio Verbo, que vino a las tinieblas del pecado de David y del
nuestro, y esas tinieblas no lo pueden apagar nunca. Es decir la Palabra que vino
de Dios, y se dirigía a Dios, fue mas fuerte que el pecado. Por eso dice “contra Ti,
contra Ti solo pequé....” porque la Palabra que pide perdón y lo obtiene, se dirige a
Dios, y solo a Dios. El perdón entre nosotros es otro aspecto del problema, un
presupuesto, o quizás mejor una consecuencia directa del perdón de Dios, porque
la auténtica limpieza viene de Dios. Jesús en la oración del Padre Nuestro, nos lo
enseña: Dios nos perdona como perdonamos, o quizás mejor, para que nosotros
perdonemos, para que aprendamos a amar.
Todo el salmo es un MONO-LOGO que se dirige a Dios, y es el principio de la
vida nueva. Como en toda oración auténtica, si uno sabe mirar, está el arquetipo de
la vida en Cristo, está el Verbo llevándonos al Padre.
EN LA SENTENCIA TENDRÁS RAZON EN EL JUICIO RESULTARÁS
INOCENTE.........
Lo que sigue, son disculpas y razonamientos humanos, mas para consolarse David
mismo y nosotros, que para convencer a Dios. Como técnica de conversión nos está
enseñando el camino. La comprensión de las propias circunstancias y de la propia
conducta, no solo nos consuela en algo, sino que nos enseña el camino para volver
al Padre, y para no volver a caer. Desde la concepción somos pecadores, como
somos de la tierra. Y lo mismo que la tierra nos atrae con su fuerza de gravedad,
así nos sentimos atraídos por la tentación que se viste de libertad absoluta, pero
que nos lleva al enterramiento en ella, cuando en realidad nuestra verdadera
naturaleza nos llama a levantarnos, a andar de pie, a subir hasta las estrellas. Y
cosa curiosa, cuando perdemos la gravedad de la tentación, nos sentimos en
verdad libres, como los astronautas en el espacio, que se mueven como quieren.
Es la auténtica morfología del amor, la libertad. A-MOR, (del mos- moris latino)
puede en este sentido significar, sin ley de gravedad hacia el pecado, sin costumbre
encadenante alguna, libres más que el viento, sin otra ley, que la que nace de la
relación.
MIRA, EN LA CULPA NACI, PECADOR ME CONCIBIO MI MADRE.-
Si esto lo dijo David inspirado por el Espíritu Santo, la verdad es que tendríamos
que modificar nuestra teoría antropológica, y quizás entenderíamos la verdadera