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Decargar libro - Manuel Requena

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" 86"<br />

directo del amor de Dios, que ‘tanto amó a ese mundo’ enemigo, ‘que le entregó a<br />

su Hijo’¡hasta la muerte de cruz…...! Y es en el mundo donde el va a realizar su<br />

obra, donde va a escenificar su tragedia, como nos dirá en la frase siguiente del<br />

prólogo.<br />

Es para mi imposible abordar para contarlo por escrito, la riqueza de luz y de<br />

vivencias, de ideas y de estímulos directos a mis sentimientos, que me provoca la<br />

encarnación del Verbo. Es una presencia íntima que me desborda y nace hacía<br />

todos sitios, como derramándose, hacia el Padre, y los hermanos que ya están con<br />

El para siempre, hacia los que se están haciendo puros para verlo, hacia los que<br />

aún en este mundo donde estoy, viven como pueden la vida que nos está<br />

regalando.... Entiendo lo que decía S, Juan, que si se escribieran todas sus cosas, se<br />

hundiría el mundo con el peso de los <strong>libro</strong>s.<br />

Hay otra cosa que Juan no dice expresamente en todo el Evangelio, pero que está<br />

presente, desde la primera sílaba el Prólogo, hasta el final de todos sus escritos,<br />

incluyendo las cartas y el Apocalipsis. “El Verbo se hizo carne”, pero, cuando el lo<br />

está escribiendo, “la carne se ha hecho otra vez Verbo”. El Evangelio lo escribe<br />

Juan sabiendo que está comunicando la misma presencia experimentable que él<br />

tuvo de Jesús, mientras podía oírlo, verlo, contemplarlo, tocarlo y acariciarlo en su<br />

carne de hombre. Lo dice claramente en el prólogo de su carta, que veremos<br />

después: “ lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y<br />

acariciamos con nuestras manos.... porque estaba como rodeando al Verbo de la vida...”<br />

(peri ton logos tes zoes).... os los contamos, os lo escribimos, para que estéis en comunión<br />

con nosotros”. El dice en “koinonía” con nosotros, que es la comunión especial del<br />

cristiano, es ser un solo cuerpo en Cristo, ser todos de la misma ‘carne nueva’ de<br />

Jesús resucitado, es la unión por fin del hombre con el Padre y con el Hijo.<br />

Donde mas claramente expresa Juan la presencia viva de Jesús resucitado en la<br />

Palabra de la predicación, en el Evangelio, es en Jn. 17, 9 y siguientes. Jesús vivo,<br />

que ya no está en el mundo, pero sí en el evangelio de Juan, ora desde allí desde el<br />

propio Evangelio, por los suyos, que aun están en el mundo, y que han creído en<br />

Él.<br />

Y ESCENIFICÓ ENTRE NOSOTROS<br />

KAI ESKENOSEN EN EMIN<br />

(Y habitó entre nosotros, o puso su tienda entre nosotros)<br />

(kaiÁ eµskh@nwsen eµn h´mišn,)<br />

Jesús en su carne de hombre, vivió una vida de hombre. Sencilla, en un rincón de<br />

nuestra historia, en un lugar sencillo y oscuro de hace dos mil años, aunque<br />

después se convirtiera en el principio del tiempo nuevo, de la nueva historia, de la<br />

nueva humanidad. Pero aunque S. Pablo nos dice que vivió como uno de tantos,<br />

sin hacer alarde de su categoría de Dios, como un hombre cualquiera, es obvio que<br />

Juan se refiere al período de tres o cuatro años, que al parecer duró su epifanía, su<br />

puesta en escena, su manifestación de lo que era en realidad.

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