Decargar libro - Manuel Requena

" 359"
Qué bien, cuando en la suerte de vivir, te encuentro en el camino, sentado a la
distancia, donde te buscaba, y mirando mi marcha, me llamas al encuentro,
alumbras mi sendero, con tu ojos de fuego.
Que bien, cuando me tomas de la mano, y me llevas por este mundo de palabras,
de ideas y de frases, al lecho de tu encuentro: al silencio gozoso, al silencio del
beso. Al silencio, que sin decir, se explica, y sin ruido renueva el universo.
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Y sigo el ‘cumplimiento’ de mis años, de días y minutos,
en tu Verbo.
Y recibo el regalo de luces que te explican,
tu Evangelio.
Un encuentro gozoso me envuelve, te conozco,
y presiento
que tendré que buscarte en el mundo infinito
del silencio
En medio de la lucha,
en el fragor de la batalla,
surge el recuerdo vivo de tu nombre,
y en él aprendo todo lo que soy,
un soldado en la guerra,
en la primera línea,
en la trinchera,
ungido con tu fuerza,
que tiene que luchar para vivir,
y vivir solamente para amar,
para escuchar tu voz,
para alabarte en todo lo creado,
En medio de la lucha
me salva tu fervor.
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Hoy te alabó de nuevo el sol, en mi voz de la tarde, cuando sus luces rojas llenaron
la mirada que buscaba tu mano en todo lo visible, por si escribías allí tu nombre, y
yo pudiera pronunciarlo de alguna forma nueva, de una forma distinta, como
distinto es cada atardecer.
Hoy te alabó mi mente, más llena de tus cosas, más allá del propio firmamento.
Hoy descubrí, que el mundo de experiencia interior, tiene paisajes mucho más
hermosos que los del litoral por donde me paseo cada día.
Hoy me volví a entusiasmar, sintiendo que estoy cada vez mas cerca del Principio,