Decargar libro - Manuel Requena

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Creo que esa afirmación es una de las cumbres de la revelación del Antiguo
Testamento, y el sentido de marcha de la Historia de la Salvación. La vida del
hombre en toda su evolución hasta llegar a ser como su Padre Dios, y a estar unido
eternamente a su ser, es una realidad difícil de entender, e incluso difícil de
descubrir, y muy difícil también de proclamar. De hecho, fue la verdad que le costó
la vida a Jesús, decir que el Padre y El, eran una sola cosa, que su alma estaba
unida a Dios, y era por tanto Dios con El.
El problema se presenta en cómo experimentar esa unión desde ahora, en mi
presente. Acostumbrados como estamos a establecer conductas y sentimientos, y
hasta las mismas teorías, a partir de una experiencia, ¿cómo llegar a hacer propia la
experiencia del salmista, que ha fundamentado la fe de la Iglesia? O dicho de otra
manera, aunque la realidad sea la misma, ¿cómo hacerse semejantes a Cristo y
saber que lo somos?
¿Cómo tener experiencia de la unión con Dios? ¿Se produce el fenómeno, solo en la
intimidad de la conciencia? ¿Cuándo pasa esa raya de intimidad, y se hace visible,
comprensible, también para los otros?
Responder a la unión, desde una experiencia será lo que llamamos camino de la
vida en el Espíritu.
Como la aurora prepara al ojo para la luz del sol, y le indica que la plenitud del día
está cerca, así la verdad del salmo MI ALMA ESTA UNNIDA A TI Y TU DIESTRA
ME SOSTIENE, me dice que la plenitud que El me trajo, está muy cerca, a las
puertas, y ya asoma su claridad en algunos gestos de mi vida diaria.
Como indicadores que me confirmen esa conciencia de unión, voy descubriendo
los siguientes:
- Cada vez me gusta mas estar en soledad, meditando la Palabra.
-Cada día entiendo mejor, y como entretejida con mi propia experiencia, la
experiencia de los autores sagrados, tanto del Antiguo como del Nuevo
testamento.
- Cada día se amplía el tiempo que dedico a 'estar simplemente con El',
- También se amplía y profundiza, ese estado de conciencia que se traduce por
'vivir en su presencia', hacer mis cosas sintiendo en su cercanía, bajo su mirada.
- Signo de unión, e indicador de que el alba de su día esta presente, es sentirse
'como en casa', cuando se está en sus cosas: en la oración personal y litúrgica, en
los sacramentos, especialmente en la Eucaristía.
- Indicador cierto de la unión, es la seguridad en el sentido de marcha de la vida,
hacia el encuentro definitivo con el Padre, y la seguridad en la vocación, en el
desempeño de la misión que cada uno tiene en ese sentido de la vida. Es como si
uno supiera orientarse siempre hacia el Norte desde la brújula de la gracia, o
tuviera la masa suficiente, para ser atraído de forma irrevocable, por su fuerza de
gravedad. Esa brújula interna, y ese peso específico, son signos de que voy