Decargar libro - Manuel Requena

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que revelar y fijar en positivo para poderla ver. Los autores sagrados, para hacer
mas efectiva la Palabra, usan esa técnica del negativo, para que el Espíritu la revele
en nosotros, la haga positiva en nosotros, con los matices personales que le
agraden. En este caso concreto, dice el salmo que por 'endurecer el corazón', por no
reconocer el Camino, los israelitas no entraron en su descanso, ese es el negativo,
luego ablandando el corazón en su palabra, remojándolo en ella hasta que se
ablande y germine la semilla de la fe, sí entraremos en su descanso.
Es el argumento de S. Pablo a los Hebreos, y el sentido completo o pleno de la
llamada primera del salmo: 'venid', para entrar en el descanso de los brazos del
Padre por la puerta de la aclamación y de la alabanza permanente de su nombre,
‘venid’ a la asamblea de la Iglesia, y probaréis el descanso.
Todo el salmo es pues una proclamación de la presencia de la Palabra de Dios
entre los hombres, que llama a la experiencia de Dios en el descanso eterno. En
realidad es una proclamación profética de Jesús.
Cuando Jesús dice venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados que yo os
descansaré, está simplemente haciendo realidad la esperanza sembrada en este
salmo.
De hecho la experiencia de los primeros discípulos en su encuentro con Jesús que
relata el Evangelio de S. Juan por ejemplo, contiene la misma idea de llamada,
respuesta y descanso.
“Venid y ved. Fueron, vieron y se quedaron con El aquel día.”…..descansando en
seguro.
Todo el premio de la vida de ascesis de los monjes, desde las escuelas más
antiguas, es justamente esa: Entrar al descanso de la presencia de Dios, a la
‘anapausis’, o pacificación de las pasiones.
Es muy sintomático que la primera palabra de la alabanza del oficio monástico, en
maitines, sea VENID, y la última, o una de las últimas, el DESCANSO, cuando
termina en completas, la oración que antecede al descanso de la noche
Todo ello me parece una síntesis del camino espiritual, hasta llegar al conocimiento
de la paz de Cristo que se derrama en nuestros corazones por el Espíritu Santo.