Decargar libro - Manuel Requena

" 98"
El 'Arje', el ‘Principio’ del Nuevo Testamento, está vinculado con el principio o
esencia vital nueva que se nos ha regalado en el 'pleroma', en la plenitud alcanzada
por Jesús de Nazaret, en cuanto a la carne, después de su resurrección en el
Espíritu, y que se nos transmite ahora a todos nosotros, los creyentes, por el
bautismo y el Evangelio. Por eso, el Prologo de la Carta termina con la alusión
directa al gozo de la plenitud, a la alegría cómo nota e indicador inconfundible del
‘pleroma’.
Para nosotros, la comunidad de creyentes, el pleroma, la plenitud de ser hijos de
Dios, se transmite desde el Principio, y en el Principio.
Esa es exactamente la intención de la Carta, engendrar en quien la oiga o lea, vida
en ese nuevo ser o esencia del hombre que es la gracia, y en quien ya tenga la vida,
recordar y potenciar la 'comunión' de la Iglesia.
+++++++++++++++
LO QUE HEMOS OÍDO,
o¥ aµkhko@amen,
El oído es el primer sentido corporal que usa Juan, quizás en relación con su propia
experiencia, o quizás como una enseñanza catequética del camino hasta la
'koinonía' o comunión. Lo primero es 'oír', escuchar desde el principio personal,
desde el hodón del alma de cada uno. Será también su gran recomendación en el
Apocalipsis: 'El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias'. La
iniciación al camino se hace por la escucha de la Palabra.
Es también la escucha, el primer criterio de selección que sufre la humanidad, para
constituirse en pueblo de Dios, en Iglesia. El que tiene oídos de escuchar la
Palabra, es de la comunión, el que no tiene oídos de escuchar, ni entra en la
comunión, ni llega al gozo de la plenitud. Duro y misterioso, pero claro como el
agua.
La obediencia (ob-audiencia), la escucha de la Palabra cuando llama, cuando habla,
es la actitud del propio Apóstol Juan, cuando, escuchando al Bautista, y viendo a
Jesús que pasaba lo siguió y escuchó las primeras palabras, y la primera llamada de
Jesús: 'Qué buscais....... Venid y veréis....... y se quedaron con El aquel día'. Escucharon
la voz, fueron y vieron, y llegaron a la experiencia.
En tiempo de Navidad, la Palabra en la comunión de la Iglesia, se convierte en la
oportunidad de tener la misma experiencia que nos relata S. Juan como propia.
LO QUE HEMOS VISTO CON NUESTROS OJOS'.
o¥ e´wra@kamen toišj oµfqalmoišj h´mw›n,
Como un pintor que mira y ve todas las cosas llenas de líneas y colores,
transportables al lienzo, así el poeta, (y Juan lo es), y el profeta, (y Juan también lo