Decargar libro - Manuel Requena
Decargar libro - Manuel Requena
Decargar libro - Manuel Requena
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
" ;7"<br />
porque en la noche de Ti, no se puede caminar, ni crecer, ni hacer nada que<br />
merezca la pena.<br />
Antes de entrar a pedir perdón, como nosotros perdonamos, quizás tendría que<br />
darme cuenta de que el pan no lo pedimos en relación a lo que nosotros damos a<br />
los demás, porque si fuera así, serían pocos los que comerían la comida de Dios.<br />
Solo si entro en tu día, sabré compartir mi pan con los demás.<br />
PERDÓNANOS NUESTRAS OFENSAS<br />
Ya te hemos pedido y nos has dado mucho, tu pan, tu palabra, tu reino... pero<br />
ahora te pedimos que hagas algo íntimo por nosotros. Que Tú, que eres memoria<br />
eterna, presencia eterna, te olvides de nuestras faltas, nos las perdones, y no las<br />
tengas en cuenta para mostrarnos tu Sol. Que nuestro comportamiento no sea un<br />
obstáculo para que venga tu reino. Pienso que ni Tú, por ser memoria eterna de las<br />
cosas, podrías olvidarte de mi pecado, si no tuvieras como estructura eterna<br />
también de tu ser, algo que tu Hijo, el que me enseña a orar, conocía<br />
perfectamente: TU MISERICORDIA.<br />
Ya te la pidió David, y ahora te la pedimos para ‘nosotros’, para la comunidad,<br />
para las actitudes comunes en la Iglesia, y en cada uno de nosotros, según la<br />
necesidad de cada uno.<br />
COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN<br />
Reconocemos nuestras ofensas, pero eso no basta para que nos las perdones. Tu<br />
perdón, como todos tus regalos al hombre, es para concluir tu obra, para llevar a<br />
ese hombre a su perfección, que es ser como Tú. Y para ser como Tú, debemos<br />
perdonar como Tu.<br />
! Enséñame a perdonar como Tú perdonas, para que sea como Tú! Enséñame a<br />
perdonar en el perdón de Tu Hijo. Enséñame a vivir de tal modo su teoría de vida,<br />
que me salga de modo natural el perdón, la disculpa, la justificación. Enséñame a<br />
rechazar en mí, toda voz de “acusador” de los hermanos, porque sé que tu reino<br />
llegará cuando la voz del acusador haya callado para siempre. Entonces estará<br />
reconciliado el Cielo con la tierra, y llegará la Paz a que nos has destinado. Para eso<br />
derramó tu hijo su sangre, para que el acusador callara para siempre, y el precio de<br />
toda culpa estuviera pagado. Y si la deuda contigo está pagada ¿quien me va a<br />
deber algo a mí, que soy un deudor permanente?.<br />
De todas formas, Padre, gracias a tu Hijo, por hacerme pedir todo eso.<br />
Gracias también por el perdón que no solo limpia mi culpa, sino que me enseña a<br />
reconciliarme con el hermano. Quizás sea un sentido de la petición que podría ser,<br />
perdónanos, no porque nosotros hayamos perdonado primero, sino para que<br />
aprendamos a perdonar.