Decargar libro - Manuel Requena

" 357"
peldaños de sílabas y letras que hablan de ti, con un solo sentido de ascensión, el
de tu Verbo.
Casi no encuentro ya otro sentido de marcha que el buscarte, en el reflejo claro que
produce en mi conciencia tu Palabra, tu Evangelio, la noticia de que estás cerca,
yendo y viniendo, por el camino del ‘Credo’, de la Iglesia.
Te agradezco especialmente hoy, tu protección. Y si no peco mas, es porque me
proteges. Eso me hace pensar en la 'totalidad' de tu creación, en el ‘olismo’, que
incluye la posibilidad del pecado para el hombre, su caída y su curación, su
enfermedad y su salud. Al fin y al cabo, lo único que importa en este maremagnum,
es encontrarte. Lo demás solo son circunstancias del camino, que se va
recorriendo en la memoria viva de tu nombre, en el recuerdo vivo de Ti mismo.
Cuando el eco del nombre te define,
y te encuentro en la sombra del Padre,
abro la puerta al chorro del olvido,
y se van, en tinieblas de nadie,
las palabras que no dicen nada,
los recuerdos inútiles,....
Y ese nombre me inunda, me invade.
Me hace tuyo de pies a cabeza
igualito a mi madre,
la Iglesia que te dice,
el pueblo que te sabe,
la gente que te canta
pronunciando tu nombre mas grande:
Amor de los amores,
Señor de soledades,
que conviertes en ríos de vida
los huecos de la tarde,
cuando entregas tu Cuerpo en comida,
y en bebida, tu Sangre.
Sentido te haces de mi marcha,
entre corales,
sobre este anonimato mío
pronuncias solo un nombre
¡PADRE!…..¡GIGANTE!
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