Decargar libro - Manuel Requena

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intimidad de un susurro suave del espíritu, pero es más que eso. Elías ya había
escuchado la Palabra de Dios, cuando le dijo que se fuera a la cueva y que iba a
pasar. Lo que Dios le pidió pues, fue que estuviera alerta en la montaña para que
descubriera, y se diera cuenta de dónde iba a estar para él. En otras ocasiones
según el relato bíblico, Yahvé se aparece en lo tremendo, en el fuego, en el
terremoto, en el aguacero, como se describe en el Génesis y en toda la Escritura,
pero eso no quiere decir que siempre sea así. El está donde quiere, en lo grande o
en lo pequeño, en lo fuerte y en lo suave. Lo importante es tener el criterio
suficiente para saber descubrirlo, allí donde quiera estar para nosotros, y llamarlo
PADRE NUESTRO.
SANTIFICADO SEA.-
Es casi lo mas difícil de entender de la oración, porque no se sabe bien lo que
significa Santo. Al menos yo no lo sé, y no me sirven las definiciones que tengo
estudiadas. Quizás la que entiendo más, es la de ‘Separado’ de todo lo que no sea
El mismo, es decir, que no se puede confundir con nada, aunque todo tenga algo
de El. Para mí que la SANTIDAD de Dios, a la que yo tengo que llegar, como
cualidad ontológica suya, y adquirida mía, consiste en que el Padre está completo
y pleno en sí mismo engendrando su Palabra que lo refleja fielmente, y de ambos,
como ambiente de amor, está siempre procediendo o procesionando el Espíritu.
“Santificado sea”, es casi una orden de Jesús, que en su forma es un imperativo
profético, y tengo que hacerlo yo realidad. La orden de Sea, me confunde.
Entendería mejor si dijera Santo ES tu nombre, como reconocimiento de una
realidad, pero no. Dice Santificado sea, es decir “fijado en lo Santo, sea”. Es por
tanto, como un compromiso de que mi relación con El, debe ser siempre dándome
cuenta de que el es el Separado, que no lo voy a confundir con nada. El Es el
OTRO. Y ni siquiera Jesús lo agota en su expresión y en su traducción del Padre. El
es el todo, y el nada de lo que existe. Menos mal que antes he creído que está,
porque si no, sería terrible el martirio de saber que El es, y que yo no puedo ser con
el. Eso debe ser el infierno famoso.
Quizás ‘santificado sea tu nombre’ solo signifique atribuirle a Dios el calificativo
más alto que conoce el hombre: SANTO. Es como cuando decimos “Alabado sea
Dios”, que con solo esa frase ya lo estamos alabando. Es asombroso el poder que
desde el principio de su creación, se da al hombre para calificarlo todo, para darle
nombre a todo. Así nos lo cuenta el Génesis, cuando Adán le ponía nombre a todas
las cosas.
Esa expresión del padrenuestro es típica de Jesús, es como una síntesis de su obra.
Así lo relata S. Juan en su Evangelio cuando Jesús dice “Padre santifica tu
nombre”.
Quizás al decir Jesús ‘santificado sea tu nombre’, lo que nos enseña es a entrar en el
nombre con santidad, o mejor, hacerse santo cuando lo nombramos. La entrada
interior al Misterio, se produce por el nombre, nombrando a Dios, por eso antes de