Decargar libro - Manuel Requena
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" 87"<br />
Es obvio también, que en los relatos de su vida pública que hacen los Evangelios,<br />
no fue un hombre cualquiera. Porque un hombre cualquiera, no camina sobre el mar,<br />
ni convierte con una sola palabra, tinajas de agua en vino, ni resucita muertos con<br />
solo decir “sal fuera”, ni reparte unos panes entre miles, y los harta de pan y de<br />
pescado... ni se calla cuando lo insultan, y lo juzgan con flagrante prevaricación, y<br />
lo llevan a la muerte.... eso un hombre corriente no lo hace, o al menos no conozco<br />
ninguno que lo haga, o lo haya hecho nunca.<br />
Es por eso, quizás, que me gusta la sugerencia, que, al menos por consonancia de la<br />
raíz, tiene la palabra griega “eskenosen”, con la nuestra castellana de<br />
“escenificar”, poner en escena. Me gusta pensar que para Juan, la vida pública de<br />
Jesús entre los hombres, que es la única que nos cuenta, relacionándola con su vida<br />
escondida desde siempre en el Padre, sea como una puesta en escena del misterio<br />
de Dios, y expresamente de su segunda persona, el Hijo-Verbo. La vida de Jesús<br />
que nos cuenta Juan, es la interpretación del Misterio de Dios que Él hizo en el<br />
escenario de este mundo, para que todos los hombres lo vieran. Lo dirá Juan en el<br />
último versículo del Prólogo: A Dios nadie lo ha visto jamás, el unigénito de Dios,<br />
nos lo ha interpretado, (traducido, escenificado).<br />
Lo que Juan nos cuenta que Jesús puso en escena, es la historia del Verbo con cada<br />
uno de los hombres que vienen ‘a este mundo’ de la fe. Es la guía o el guión, de<br />
nuestra propia entrada en escena, de la obra del Hijo ante su Padre, y ante todos<br />
los que están con Él, sentados ya a la mesa de su reino. No estaría mal pensarse la<br />
vida como la puesta en escena de una obra de teatro, en la que pasan por el<br />
escenario rufianes y nobles, ricos y pobres, sanos y enfermos, gentes que tienen<br />
algún protagonismo, y otros que solo dicen unas frases, o hacen alguna gracia o<br />
fechoría, y al momento hacen mutis por el foro, no volviendo a aparecer. Yo tengo<br />
decidido que el protagonista de la obra que interpreto, sea Jesús de Nazaret. El<br />
resto de los personajes, unos los he elegido yo, o al menos eso creo, otros me los ha<br />
impuesto la productora, que es la vida, y yo mismo me siento elegido también para<br />
un papel determinado que trato de interpretar lo mejor que puedo. Hasta ahora<br />
voy ya por el cuarto acto, y he tenido en escena de todo, amores, desamores,<br />
traiciones y actos de nobleza... pero todavía aguardo el acto final, que espero casi<br />
como un espectador de mi propia vida, y que será una sorpresa enorme incluso<br />
para mí, cuando aparezca el príncipe y cierre la sesión con un acto de amor..... y<br />
con la moraleja tradicional de toda buena obra. Cuando caiga por fin el telón,<br />
espero que haya aplausos y silbidos. Sonidos de la vida.<br />
Juan no nos cuenta la vida de Jesús cuando actuaba como un hombre cualquiera,<br />
carpintero en Nazaret, hijo de carpintero, tratando y contratando con la gente…. y<br />
eso que tuvo a su cuidado a la que más sabía de su vida corriente de hombre, a su<br />
Madre, que conocía de memoria, todas las cosas de su infancia, de su adolescencia<br />
y de su hombría, como ya he dicho, y que para ella, como para todas las madres,<br />
serían extraordinarias. Juan, nos cuenta, lo que el mismo Jesús quiso que fuera su<br />
“Kerigma”, la proclamación de su misterio de amor cercano, signo de su presencia,