Decargar libro - Manuel Requena
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16.- DÉJAME SER ARTE TUYO<br />
La presencia de Dios en el alma, conocida ahora por medio de la fe, no me cabe ya<br />
duda, es la cumbre de la experiencia humana. Y definitivamente esa es mi<br />
vocación, no tengo otra, ni quiero otra. Conocer la presencia de Dios en el alma.<br />
Gracias de nuevo por todas las ternuras que tienes con un pobre respondedor. Te<br />
ruego que me dejes profundizar, en mi sistema de respuesta hacia ti. Que me des la<br />
inteligencia y poder sobre las cosas que me rodean de forma que pueda ordenarlas<br />
a la proclamación de tu gloria. Déjame hacer mi gran obra de arte. Esa que sueña<br />
todo artista. Quiero decir cantando tu nombre, escribirlo en un verso que llegue a<br />
lo profundo del alma, de forma tan directa, que no haya forma de escaparse de el<br />
sin sentirte a ti. O déjame, si quieres, que lo talle en madera, o en mármol para que<br />
dure más: la imagen de tu Hijo, realizando su obra cumbre, LA MUERTE EN<br />
CRUZ AMANDO, PARA SALVAR AL HOMBRE.<br />
O si quieres mejor, hazme a mí mismo, obra de arte tuya, que trasluzca presencia<br />
de tu Verbo, viviendo en tu morada fija en mí.<br />
¿No me darás por fin ese sentido de vida? Me costará sufrir,…….. y superarlo,<br />
para ser semejante, pero tú lo das gratis, y por eso los hombres lo llamamos<br />
GRACIA.<br />
¡Déjame hasta que muera, hacer el arte de servirte! Tengo todos los instrumentos.<br />
Tan solo necesito tu permiso de nuevo. A ver si esta vez no me dejo engañar.<br />
¡Empecemos de nuevo la aventura de servir a tu obra en el hombre!<br />
Tengo en mucho el honor de tu presencia, el honor de saberte cercano, durante<br />
mucho tiempo de mi día. El resto del tiempo, cuando no te recuerdo, ni entro en tu<br />
presencia, no es que no estés cerca, o te hayas ido, sino que yo me dejo invadir por<br />
las cosas inmediatas, y aún no he aprendido a caminar todo el día delante de tu<br />
rostro. A veces soy como el avestruz que esconde su cabeza para creer que no es<br />
visto, o como el niño que cierra los ojos y cree que no lo ven.<br />
¡Déjame ya tener los ojos bien abiertos a tu luz todo el día, y todos los días de mi<br />
vida! ¡Déjame que lo tenga todo ya en ti! La información que necesito para crecer,<br />
el toque de alegría que sazona el crecimiento, y que antes recibía de las cosas y