Decargar libro - Manuel Requena

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nosotros, y en la comunidad que nos acoge. Solo se trata de ver lo que está detrás
de la apariencia de las cosas sencillas, detrás de esas cosas que están 'alrededor del
Verbo de la Vida', 'peri ton logos tes zoes'.
Para Juan, en el Prólogo de su Evangelio, el Verbo se hizo carne y 'escenificó' entre
nosotros, (esquenosen en umin)', y así lo conocimos. En el Prologo de su carta, con el
mismo sentido del mensaje del Evangelio, la experiencia de los sentidos en la
carne, (ver, oír, acariciar, contemplar...) se hace sobre la existencia actual del Verbo,
'peri ton logos', lo que está como 'alrededor de’ la esencia, como la carne estaba para
la antropología Joánica 'alrededor del espíritu', así las cosas que ahora escribe Juan,
y que van a leerse en la comunidad, en la Iglesia, están ‘alrededor’ del Verbo de la
Vida. La vida de la Iglesia es como su carne actual. La liturgia, la oración, el
servicio a los hermanos, la proclamación del mensaje, todo ello en el amor, que
definirá después la Carta como la naturaleza misma de Dios, son el equivalente de
la carne de Jesús para llegar a la plenitud que Juan propone.
La carne de Jesús, que manifestó al Verbo, ahora lo tiene latente en los
sacramentos, en la Palabra de Dios, en la oración personal, en el servicio de caridad
de la Iglesia. La Epifanía se sigue produciendo a cada alma, en su 'ojo de ver' y en
su 'oído de oír' las cosas de la fe, la nueva realidad de la esencia del hombre
renacido del bautismo, del 'baño del segundo nacimiento' (Tt. 3,5) o 'del agua y del
espíritu'(Jn. 3,5).
Todo ello contiene la misma realidad mistérica que se manifiesta en la primera
letra del Prólogo de la carta, que es como el sujeto de todos los verbos de
experiencia que le siguen. 'LO QUE hemos oído...LO QUE hemos visto…...' El
pronombre demostrativo, no es de una cosa, sino de una persona. El 'O' griego, se
usa como un demostrativo personal, es una manifestación personal, una
demostración de Alguien, porque deja en su proclamación la imagen de alguien
muy cercano que es indefinible, pero que todo, y solo, el que lo ha experimentado,
sabe de qué y de Quien se habla. Es el espacio íntimo de Jesús con cada uno de los
que en El creemos, manifestándose a cada uno según el don otorgado por el Padre.
Así es su riqueza, que lo hace a la vez igual y distinto, para todos y cada uno de los
que componen su Iglesia.
Lo objetivo y lo subjetivo del encuentro, que tanto ha dividido a los hombres a lo
largo de la historia de la Iglesia, bien entendido, no son más que dos aspectos de la
misma realidad de experiencia que la enriquece. Uno puede resaltar, 'lo visto', otro
lo 'oído', otro lo 'acariciado', pero todo debe terminar en un reconocimiento de que
'LO' es un pronombre personal que está en el 'principio', en el 'arje' de toda
experiencia. Que no existe nada fuera de El, y que todo en la vida espiritual está
sostenido por El, como principio y fin.
Es la misma verdad de Persona, la que se proclama en el Prólogo del Evangelio, y