Decargar libro - Manuel Requena

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más incognoscible, pero eso le pasa por ser Dios, que es así, lo más luminoso y lo
más oscuro a la vez, según el ojo que lo mira. Cuando se manifiesta, cuando
alguien tiene la discreción de espíritus (diacrisis) y sabe distinguirlo, como hizo
Juan Bautista en el Jordán, comienza allí mismo, la cercanía del Reino.
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Dame el atrevimiento de buscarte en la tiniebla del mundo que creaste así, justamente para
que yo te buscara. Una vez que te he visto brillar, ya no me perderé con otras luces, que
también parecen brillar en las tinieblas, pero no tienen nada que ver contigo. Es como si
siempre nos hubiéramos estado alumbrando con un candil, y de pronto viéramos del sol. Ya
sabríamos al menos lo que es cada luz.
Pocas veces me siento en tinieblas. Mi problema es que me dejo alumbrar por otras luces
que no son las tuyas, y solo vengo a descubrir que son tinieblas, cuando me brillas Tú.
Entonces, en comparación contigo, lo que era luz, se convierte en tiniebla, en oscuridad, en
torpeza, en muerte... lo que antes me parecía luminoso, ágil, limpio y vivo.. Pero eso uno no
lo sabe hasta que te conoce, y le has abierto los ojos a tu luz, aunque sea la luz oscura de la
fe. Mientras tanto, cualquier reflejo del mundo y de sus cosas, puede ser luz... Por eso
discutimos tanto los hombres y hasta nos matamos, creyendo cada uno que su luz es la
única que alumbra, y lo que el otro vive, son tinieblas.
¡Muéstrate ya con todo tu esplendor! Que todo ojo te vea, como dice el profeta, y así todos
tengamos la misma escala de valores, de luces y de sombras, y seremos de una vez
hermanos. Tu mismo lo dijiste: no se enciende una luz para que quede bajo el candelero....
¡Alumbra ya toda la casa! y ábrele el ojo al hombre para que pueda verte como eres..
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Y LA TINIEBLA NO LA RECIBIÓ,
(NO LA APAGÓ, NO SE MEZCLÓ CON ELLA)
KAI E SCOTIA AUTO OU KATELABEN
(kaiÁ h´ skoti¿a auµto` ouµ kate@laben.)
La Luz, que en griego es de género masculino, brilla en la tiniebla, y la tiniebla no
tiene nada que ver con ella, solo desaparece en su presencia, pero no puede
recibirla, ni aceptarla, ni apagarla por supuesto, ni trabajar o elaborarse en ella.
A veces pienso que ahí esta el origen de todas las luchas de los hombres, con su
entorno, consigo mismos y con los demás; el origen de las injusticias, de las
guerras, y de todo tipo de desastre.
La luz como armonía y buen funcionamiento de todo lo que existe, llamea en la
tiniebla de una naturaleza ahora desafinada, chirriante, que camina y evoluciona
sin saber hacia donde. Y la tiniebla, o el hombre de este mundo, no quiere recibirlo,
para dejar que el cosmos de los pueblos y los hombres se reajuste, y todo se
ilumine en armonía...Aún no hemos aprendido, pero será algún día, que brille con
mas fuerza y aprendamos. Será el primer día del Reino. El principio del Verbo, y el