Decargar libro - Manuel Requena

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más, de una manera mas profunda y completa. No es fácil para el que está lleno de
figuras y formas de la tierra, de los contenidos científicos de nuestros términos,
comprender las expresiones y los sentimientos de los escritores sagrados, o vivir
ilusionado en las imágenes y formas de ver la realidad de Dios que ellos
manifiestan.
Es necesaria una purificación, y es la propia Escritura rumiada despacio, y hecha
vida, la que purifica y permite vivir en la realidad de sus imágenes.
PORQUE EL ES NUESTRO DIOS, Y NOSOTROS SU PUEBLO EL REBAÑO
QUE EL GUIA.
Es otra de las razones para entrar, la razón pastoral. El hombre necesita un dios, y
El es el “nuestro”. El Dios del pueblo que entra en la tierra de la adoración, del
pueblo que se postra bendiciendo.
La relación dios-pueblo que se expresa en este salmo, y en general en la Escritura
toda, es difícil de entender hoy, porque otros factores y poderes sociales se han
apropiado la antigua ‘tarea de Dios’, que era crear, apacentar, regir y guiar por la
historia a un pueblo.
El ambiente pastoral aplicado al pueblo, será una imagen de las preferidas de
Jesús, de los Evangelios, y de toda la historia de la Iglesia, pero hoy hemos perdido
esa imagen natural en su tiempo, porque ya no hay pastores.
Sentirse pueblo guiado por El, rebaño cuidado por El, es necesario para poder
entrar en la tierra de la alabanza. Es muy difícil bendecir y alabar a Dios, fuera de
su pueblo, fuera del rebaño, que entra por la puerta única de la verdad de Jesús,
aceptada en la fe.
!OJALA ESCUCHEIS HOY SU VOZ¡
Es otra de las peticiones magníficas del salmo. No solo entrar y postrase
bendiciendo, sino escuchar su voz. La obediencia (ob-audiencia) es garantía de
tener pronto su presencia.
Lo único que no me gusta de la traducción española del salmo, es el OJALÁ, ni esa
es la expresión hebrea. 'Ojalá', de raíz árabe y no hebrea, significa 'quiera Ala'. Por
eso me choca cuando tengo que decir 'quiera Alá’ que se escuche la voz de Yahvé.
De todas formas me conformo pensando que solo hay un Dios y que nuestra
lengua castellana es integradora de todos los matices culturales de ese concepto
único.
En realidad, lo que nos dice el salmo es que la obediencia, o la escucha, que es
como la puerta de entrada a la tierra prometida de la alabanza, es un regalo de
Dios a los que han de ser su pueblo. Si escuchamos la voz del Señor, sabemos que
somos su pueblo. El fenómeno de escucha, de obediencia, que es lo mismo, es tan
peculiar del proceso de filiación, de parecerse y conformarse al Hijo, que no