Decargar libro - Manuel Requena

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de su carne, hace unos dos mil años, a su pueblo. Después, durante dos mil años
hasta ahora, se revela y entrega en comunión, con la luz de su Evangelio, con la
palabra de los relatos que contienen aquella manifestación, proclamados en la
encarnación, en la 'esquenosis' o escenificación de su Iglesia, en la Liturgia de la
Luz que se vive en la Navidad.
Este es, a mí entender, todo el sentido de la revelación de Dios al hombre: que este
llegue a conocer su luz, a unificarse en ella, con el sistema o técnica de la
proclamación en una asamblea de Iglesia. Todo el sentido de la revelación es hacer
un pueblo, que viva de la comunión, que viva en la 'koinonía' de la alabanza, en el
gozo de la plenitud que produce la gracia.
Es la tarea del Apóstol, escribir las cosas de Dios, para establecer una comunión de
Iglesia, que lleve a sus miembros a la plenitud del gozo, o al gozo de la plenitud.
Textualmente, con uno de los términos mas definitorios del grupo apostólico
primero, lo que pretende Juan es que 'e jara emon e pepleromene', que la alegría vuestra
sea en la plenitud. La 'jara' que se traduce aquí por gozo y en otros pasajes por
gracia, es la misma realidad que anunció el Arcángel Gabriel a María en la
encarnación, como vimos en el prólogo del Evangelio: 'Jaire kejaritomene'' Alégrate,
llena de gracia'
La 'jara' es la fuerza de la presencia de la Vida de Dios en Jesús de Nazaret, bien en
su vida de tiempo de carne, como hace dos mil años, o su eternidad actual de vida
en el Espíritu, que se manifiesta a los hombres de hoy en la vida de la Iglesia. De
todas formas siempre es algo, un principio, que está cercano al hombre en cada
momento de su vida personal, incluyendo obviamente el paso por la muerte.
La Jara, es la consecuencia del principio esencial de la nueva naturaleza que el
Padre regaló a la humanidad en Jesús, esa naturaleza se designa en el Evangelio
como ''Pleroma''
Y así como el 'genoma' es el principio esencial de la naturaleza humana, el
'pleroma' es el principio esencial de la nueva naturaleza de los hijos de Dios.
Y eso es lo que S. Juan desea a los lectores en comunión con el: que su 'Jara' se
desarrolle en el 'pleroma', que su ser se realice en la plenitud, que crecer como hijos
de Dios les haga sentirse llenos de alegría, de gozo del espíritu, como alimento, que
traspasará lo actual hasta la gloria.
En definitiva, 'Lo que era desde el principio', lo que lleva el bautizado en lo más
íntimo de su esencia de Cristiano, el germen del Verbo de la Vida, es la 'jara' de la
plenitud, que se vive en la comunión de la Iglesia, hoy exactamente igual que hace
dos mil años, cuando Juan podía ‘acariciar’ físicamente la carne del Verbo.
Hoy lo acariciamos y contemplamos en la experiencia de Jesús vivo en la Iglesia.
La manifestación de Jesús hoy, su epifanía personal, se puede ' ver con nuestros
ojos' de fe en la Iglesia, se puede oír con nuestros oídos, en la proclamación de la
Noticia, se puede contemplar en la lectura de su gracia personal en cada uno de