Decargar libro - Manuel Requena

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vida de la fe será un proceso que va desde la inseguridad, de no ser conscientes de
su presencia en toda nuestra vida, a la seguridad de su amor que nos llama a la
presencia. Es el camino que va desde el canto a la sombra, y desde el recuerdo
silencioso en el lecho, hasta la convicción y seguridad del versículo siguiente:
MI ALMA ESTÁ UNIDA A TI, Y TU DIESTRA ME SOSTIENE.
El ambiente de esta verdad se descubre en una función muy específica del hombre
religioso PORQUE FUISTE MI AUXILIO. Por nuestra debilidad es muy difícil
descubrir la intervención de Dios en la vida personal, si no es por la ayuda en el
peligro. Cada uno sabe cuándo ha acudido a Dios, y cuándo se le ha manifestado
como salvación. En una enfermedad, en una tentación, en un favor especial......
cada uno sabe llenar de contenido el auxilio de Dios en la propia vida, porque si no
se rellena con vida, en muy difícil CANTAR CON JUBILO A LA SOMBRA DE TUS
ALAS.
¡ Cantar a la 'sombra de las alas' de Dios! Es una imagen preciosa de la seguridad
que experimenta el que ha sentido su ayuda, su auxilio, en algo importante, y le
brota como respuesta el agradecimiento en forma de canto. Sentirse al amparo de
Dios, a su sombra, y cantando, es una preciosa imagen de la liturgia de la Iglesia,
especialmente el domingo. El gran auxilio de Dios al hombre ha sido el envío de su
Hijo, que ha roto las sombras de la muerte, y ha salido hacia la luz eterna. Nosotros
no estamos aún en la Luz de Dios, pero al menos estamos en 'su sombra', en su
presencia y cercanía por la fe, que se expresa de modo especial el domingo, cuando
la Iglesia ha seleccionado este salmo, para que abra los cantos de la oración de la
mañana, cuando el que cree, madruga hasta físicamente para cantar a su Dios. Es
la primera etapa del camino, desde la luz del mundo, a la sombra de Dios.
Ya en esa sombra de sus alas, puede sentir su cercanía, y decir con la plenitud de
que sea capaz en la oración: MI ALMA ESTA UNIDA A TI, Y TU DIETRA ME
SOSTIENE.
Esa es la gran experiencia del salmo, y de toda la vida espiritual. Es la cumbre de la
fe de la Iglesia, que puede dirigirse a su Señor, y decirle MI ALMA ESTA UNIDA
A TI. No es una reflexión, sino un grito de experiencia, dicho así, en presente, por
encima de los contrastes del desierto, y del templo, del hambre y de la saciedad, el
gran descubrimiento es que en todo ello: MI ALMA ESTA UNIDA A TI. No dice
'estará unida', o estuvo unida, sino está. Es como haber entrado en el presente
eterno, donde ‘está el Padre’, ya desde el tiempo, y por el túnel oscuro de la fe, por
la sombra de sus alas.
Si la experiencia del salmo se refiriese a Jesús de Nazaret como paradigma
humano, como 'Hijo del hombre', la expresión tiene su plenitud en la unión
hipostática. En la unidad de la persona de Jesús se unen alma humana y divinidad
de forma perfecta. Y ese es nuestro ejemplo y destino, ya anticipado por la
experiencia profética del salmista.