Decargar libro - Manuel Requena
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‘Venga’, es otro imperativo profético. El verbo “venir” por sí solo es, en el idioma<br />
de la oración y de manifestación del reino, el primer acontecimiento importante de<br />
la entrada en el. Pedir que venga el Reino, que venga Jesús, se incardina en todo el<br />
mensaje apocalíptico, que es la dinámica de la vida espiritual: nosotros vamos y el<br />
viene. Y el REINO es el encuentro.<br />
A NOSOTROS:<br />
Aunque esté aquí solo cuando oro, escondido con las puertas cerradas, no soy yo<br />
solo el que va, ni a mí solo al que viene, sino a nosotros. Definitivamente para<br />
entrar bien en esta oración, no solo debo saber a quien me dirijo, quien es mi<br />
Padre, sino en nombre de quien hablo: quienes somos “nosotros”.<br />
Lo más fácil es decir que “nosotros” somos todos los hombres, pero el “nosotros”<br />
evangélico, no solo es cuantitativo, sino cualitativo. Requiere la nueva naturaleza<br />
de la fe.<br />
Hay algo que me llama la atención, y quiero comentar antes incluso de saber<br />
quienes somos ‘nosotros’: es la preposición “a” (= hacia). Es una expresión exacta<br />
de la actividad del Reino. No es que nosotros vayamos a su Reino lo que pedimos,<br />
sino que su reino, su casa, su verbo y su Amor, vengan hasta nosotros, hacia<br />
nosotros. Así como suena. No le pedimos que nos saque de aquí, sino que venga El<br />
aquí. Me parece la confirmación mas hermosa que oído nunca de que el hombre es<br />
hombre no solo en el cielo sino en la tierra, y que es aquí donde tiene que empezar<br />
a realizarse el milagro de amor permanente que supone el Reino.<br />
La primera persona del plural, “nosotros”, tiene en S. Juan, que no relata esta<br />
oración de Jesús, una dimensión muy especial. El “nosotros” de Juan, ya es el<br />
Reino aquí: “Lo que hemos oído (nosotros), lo que hemos visto con nuestros ojos,<br />
lo que hemos contemplado y tocado con nuestras manos, ... La Vida se manifestó y<br />
nosotros la hemos visto....”. Esa experiencia es la de la fe. “Nosotros”, “los<br />
nuestros”, somos todos los que creemos en Jesús de Nazaret, y el Reino es El<br />
mismo.<br />
TU REINO<br />
El pronombre personal, se ha convertido en posesivo. El reino es tuyo. Y así lo<br />
reconozco, pero sabiendo que el REINO ERES TU MISMO. Lo que más me gusta<br />
de Ti, es que no tienes “cosas”, como nosotros. Tú, tu Hijo y tu Espíritu son todas<br />
tus cosas, que son personas. Eres dueño de todo y no tienes nada. Yo si tengo<br />
cosas, y desgraciadamente me apoyo en ellas para darme cuenta de que soy. Esa es<br />
quizás mi torpeza y mi lejanía de ti, porque mis cosas me impiden muchas veces<br />
ver tu Reino, en el que solo hay personas. Cuando me echaste del Paraíso, de tu<br />
reino, me dejaste solo con mis cosas, y con tu promesa de que algún día, tu reino