30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

sin salida: o los mataban, o se vendían al narcotráfico. Lo admirable y <strong>de</strong>sgarrador es que<br />

muchos prefirieron la muerte.<br />

Tal vez lo más colombiano <strong>de</strong> la situación era la asombrosa capacidad <strong>de</strong> la gente <strong>de</strong><br />

Me<strong>de</strong>llín para acostumbrarse a todo, lo bueno y lo malo, con <strong>un</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> recuperación que<br />

quizás sea la fórmula más cruel <strong>de</strong> la temeridad. La mayor parte no parecía consciente <strong>de</strong><br />

vivir en <strong>un</strong>a ciudad que fue siempre la más bella, la más activa, la más hospitalaria <strong>de</strong>l país,<br />

y que en aquellos años se había convertido en <strong>un</strong>a <strong>de</strong> las más peligrosas <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do. El<br />

terrorismo urbano había sido hasta entonces <strong>un</strong> ingrediente raro en la cultura centenaria <strong>de</strong><br />

la violencia colombiana. Las propias guerrillas históricas -que ya lo practicaban- lo habían<br />

con<strong>de</strong>nado con razón como <strong>un</strong>a forma ¡legítima <strong>de</strong> la lucha revolucionaria. Se había<br />

aprendido a vivir con el miedo <strong>de</strong> lo que sucedía, pero no a vivir con la incertidumbre <strong>de</strong> lo<br />

que podía suce<strong>de</strong>r: <strong>un</strong>a explosión que <strong>de</strong>spedazara a los hijos en la escuela, o se<br />

<strong>de</strong>sintegrara el avión en pleno vuelo, o estallaran las legumbres en el mercado. Las bombas<br />

al garete que mataban inocentes y las amenazas anónimas por teléfono habían llegado a<br />

superar a cualquier otro factor <strong>de</strong> perturbación <strong>de</strong> la vida cotidiana. Sin embargo, la<br />

situación económica <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín no fue afectada en términos estadísticos.<br />

Años antes los narcotraficantes estaban <strong>de</strong> moda por <strong>un</strong>a aureola fantástica. Gozaban <strong>de</strong><br />

<strong>un</strong>a completa imp<strong>un</strong>idad, e incluso <strong>de</strong> <strong>un</strong> cierto prestigio popular, por las obras <strong>de</strong> caridad<br />

que hacían en las barriadas don<strong>de</strong> pasaron sus infancias <strong>de</strong> marginados. Si alguien hubiera<br />

querido ponerlos presos podía mandarlos a buscar con el policía <strong>de</strong> la esquina. Pero buena<br />

parte <strong>de</strong> la sociedad colombiana los veía con <strong>un</strong>a curiosidad y <strong>un</strong> interés que se parecían<br />

<strong>de</strong>masiado a la complacencia. Políticos, industriales, comerciantes, periodistas, y a<strong>un</strong><br />

simples lagartos, asistían a la parranda perpetua <strong>de</strong> la hacienda Nápoles, cerca <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín,<br />

don<strong>de</strong> Pablo Escobar mantenía <strong>un</strong> jardín zoológico con jirafas e hipopótamos <strong>de</strong> carne y<br />

hueso llevados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el África, y en cuyo portal se exhibía como <strong>un</strong> monumento nacional la<br />

avioneta en que se exportó el primer cargamento <strong>de</strong> cocaína.<br />

Con la fort<strong>un</strong>a y la clan<strong>de</strong>stinidad, Escobar quedó dueño <strong>de</strong>l patio y se convirtió en <strong>un</strong>a<br />

leyenda que lo dominaba todo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la sombra. Sus com<strong>un</strong>icados <strong>de</strong> estilo ejemplar y<br />

cautelas perfectas llegaron a parecerse tanto a la verdad que se conf<strong>un</strong>dían con ella. En la<br />

cumbre <strong>de</strong> su esplendor se erigieron altares con su retrato y les pusieron veladoras en las<br />

com<strong>un</strong>as <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín. Llegó a creerse que hacía milagros. Ningún colombiano en toda la<br />

historia había tenido y ejercido <strong>un</strong> talento como el suyo para condicionar la opinión<br />

pública. Ningún otro tuvo mayor po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> corrupción. La condición más inquietante y<br />

<strong>de</strong>vastadora <strong>de</strong> su personalidad era que carecía por completo <strong>de</strong> la indulgencia para<br />

distinguir entre el bien y el mal.<br />

Ése era el hombre invisible e improbable que Alberto Villamizar se propuso encontrar a<br />

mediados <strong>de</strong> febrero para que le <strong>de</strong>volviera a su esposa. Empezó por buscar contacto con<br />

los tres hermanos Ochoa en la cárcel <strong>de</strong> alta seguridad <strong>de</strong> Itagüí. Rafael Pardo -<strong>de</strong> acuerdo<br />

con el presi<strong>de</strong>nte- le dio la luz ver<strong>de</strong>, pero le recordó sus<br />

límites: su gestión no era <strong>un</strong>a negociación en nombre <strong>de</strong>l gobierno sino <strong>un</strong>a tarea <strong>de</strong><br />

exploración. Le dijo que no se podía hacer ningún acuerdo a cambio <strong>de</strong> contraprestaciones<br />

por parte <strong>de</strong>l gobierno, pero que éste estaba interesado en la entrega <strong>de</strong> los Extraditables en<br />

el ámbito <strong>de</strong> la política <strong>de</strong> sometimiento. Fue a partir <strong>de</strong> esa concepción nueva como se le<br />

ocurrió cambiar también la perspectiva <strong>de</strong> la gestión, <strong>de</strong> modo que no se centrara en la<br />

liberación <strong>de</strong> los rehenes -como había sido hasta entonces- sino en la entrega <strong>de</strong> Pablo<br />

Escobar. La liberación sería <strong>un</strong>a simple consecuencia.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!