gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro
gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro
gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
eiteración constante <strong>de</strong> esa acusación, la respuesta <strong>de</strong> Maza fue siempre la misma: «El que<br />
más sabe que no es cierto es el mismo Escobar».<br />
Desesperado con aquella guerra sangrienta y estéril que <strong>de</strong>rrotaba cualquier iniciativa <strong>de</strong> la<br />
inteligencia, Villamizar intentó <strong>un</strong> último esfuerzo por conseguir que el gobierno hiciera<br />
<strong>un</strong>a tregua para negociar. No fue posible. Rafael Pardo le había hecho ver <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
principio que mientras las familias <strong>de</strong> los secuestrados chocaban con la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong>l<br />
gobierno <strong>de</strong> no hacer la mínima concesión, los enemigos <strong>de</strong> la política <strong>de</strong> sometimiento<br />
acusaban al gobierno <strong>de</strong> estar entregando el país a los traficantes.<br />
Villamizar -acompañado en esa ocasión por su cuñada, doña Gloria <strong>de</strong> Galán- visitó<br />
también al general Gómez Padilla, director general <strong>de</strong> la Policía. Ella le pidió al general <strong>un</strong>a<br />
tregua <strong>de</strong> <strong>un</strong> mes para intentar <strong>un</strong> contacto personal con Escobar.<br />
-Nos morimos <strong>de</strong> la pena, señora -le dijo el general-, pero no po<strong>de</strong>mos parar los operativos<br />
contra este criminal. Usted está actuando bajo su riesgo, y lo único que po<strong>de</strong>mos hacer es<br />
<strong>de</strong>searle buena suerte.<br />
Fue todo lo que consiguieron ante el hermetismo <strong>de</strong> la policía para impedir las filtraciones<br />
inexplicables que le habían permitido a Escobar burlar los cercos mejor tendidos. Pero doña<br />
Gloria no se fue con las manos vacías, pues <strong>un</strong> oficial le dijo al <strong>de</strong>spedirse que a Maruja la<br />
tenían en algún lugar <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> Nariño, en la frontera con el Ecuador. Ella sabía<br />
por Beatriz que estaba en Bogotá, <strong>de</strong> modo que el <strong>de</strong>spiste <strong>de</strong> la policía le disipó el temor<br />
<strong>de</strong> <strong>un</strong>a operación <strong>de</strong> rescate.<br />
Las especulaciones <strong>de</strong> prensa sobre las condiciones <strong>de</strong> la entrega <strong>de</strong> Escobar habían<br />
alcanzado por aquellos días proporciones <strong>de</strong> escándalo internacional. Las negativas <strong>de</strong> la<br />
policía, las explicaciones <strong>de</strong> todos los estamentos <strong>de</strong>l gobierno, y a<strong>un</strong> <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte en<br />
persona, no acabaron <strong>de</strong> convencer a muchos <strong>de</strong> que no había negociaciones y<br />
componendas secretas para la entrega.<br />
El general Maza Márquez creía que era cierto. Más aún: estuvo siempre convencido -y se lo<br />
dijo a todo el que quiso oírlo- que su <strong>de</strong>stitución sería <strong>un</strong>a <strong>de</strong> las condiciones capitales <strong>de</strong><br />
Escobar para su entrega. El presi<strong>de</strong>nte Gaviria parecía disgustado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes con alg<strong>un</strong>as<br />
<strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> rueda libre que Maza Márquez hacía a la prensa y por rumores n<strong>un</strong>ca<br />
confirmados <strong>de</strong> que alg<strong>un</strong>as filtraciones <strong>de</strong>licadas eran obra suya. Pero en aquel momento -<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tantos años en su cargo, con <strong>un</strong>a popularidad inmensa por su mano dura contra<br />
la <strong>de</strong>lincuencia y su inefable <strong>de</strong>voción por el Divino Niño- no era probable que tomara la<br />
<strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> <strong>de</strong>stituirlo en frío. Maza tenía que ser consciente <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r, pero<br />
también <strong>de</strong>bía saber que el presi<strong>de</strong>nte terminaría por ejercer el suyo, y lo único que había<br />
pedido -mediante mensajes <strong>de</strong> amigos com<strong>un</strong>es- era que le avisaran con bastante tiempo<br />
para poner a salvo a su familia.<br />
El único f<strong>un</strong>cionario autorizado para mantener contactos con los abogados <strong>de</strong> Pablo<br />
Escobar -y siempre con constancia escrita- era el director <strong>de</strong> Instrucción Criminal, Carlos<br />
Alberto Mejía. A él le correspondió por ley acordar los <strong>de</strong>talles operativos <strong>de</strong> la entrega y<br />
las condiciones <strong>de</strong> seguridad y <strong>de</strong> vida <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la cárcel.<br />
El ministro Giraldo Angel en persona revisó las opciones posibles. Le había interesado el<br />
pabellón <strong>de</strong> alta seguridad <strong>de</strong> Itagüí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se entregó Fabio Ochoa, en noviembre <strong>de</strong>l<br />
año anterior, pero los abogados <strong>de</strong> Escobar lo objetaron por ser <strong>un</strong> blanco fácil para<br />
carrobombas. También le pareció aceptable la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> convertir en cárcel blindada <strong>un</strong><br />
convento <strong>de</strong>l Poblado -cerca <strong>de</strong>l edificio resi<strong>de</strong>ncial don<strong>de</strong> Escobar había escapado a la