gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro
gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro
gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
operativo <strong>de</strong> rescate. Al rato lo llamó Gómez Padilla y le informó que había sido <strong>un</strong><br />
encuentro fortuito con el Cuerpo Élite en el curso <strong>de</strong> <strong>un</strong>a operación <strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong><br />
Escobar. Las <strong>un</strong>ida<strong>de</strong>s que operaban, dijo Gómez Padilla, no tenían ning<strong>un</strong>a información<br />
previa <strong>de</strong> que hubiera secuestradores en el lugar.<br />
Des<strong>de</strong> que recibió la <strong>noticia</strong> <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín, el doctor Turbay había tratado <strong>de</strong> com<strong>un</strong>icarse<br />
con Nydia en la casa <strong>de</strong> Tabio, pero el teléfono estaba <strong>de</strong>scompuesto. Mandó en <strong>un</strong>a<br />
camioneta a su jefe <strong>de</strong> escolta con la <strong>noticia</strong> <strong>de</strong> que Diana estaba a salvo y la tenían en el<br />
hospital <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín para los exámenes <strong>de</strong> rutina. Nydia la recibió a las dos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, y en<br />
vez <strong>de</strong>l grito <strong>de</strong> júbilo que había dado la familia, adoptó <strong>un</strong>a actitud <strong>de</strong> dolor y asombro, y<br />
exclamó:<br />
-¡Mataron a Diana!<br />
En el camino <strong>de</strong> regreso a Bogotá, mientras escuchaba las <strong>noticia</strong>s <strong>de</strong> la radio, se le acentuó<br />
la incertidumbre. «Seguí llorando -diría más tar<strong>de</strong>-. Pero entonces mi llanto no era a gritos,<br />
como antes, sino sólo <strong>de</strong> lágrimas.» Hizo <strong>un</strong>a escala en su casa para cambiarse <strong>de</strong> ropa<br />
antes <strong>de</strong> ir al aeropuerto, don<strong>de</strong> esperaba a la familia el <strong>de</strong>crépito Fokker presi<strong>de</strong>ncial que<br />
volaba por la gracia divina <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> casi treinta años <strong>de</strong> trabajos forzados. La <strong>noticia</strong> en<br />
ese momento era que Diana estaba bajo cuidados intensivos, pero Nydia no le creía nada a<br />
nadie más que a sus instintos. Fue <strong>de</strong>recho al teléfono, y pidió hablar con el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la<br />
república.<br />
-Mataron a Diana, señor presi<strong>de</strong>nte -le dijo-. Y eso es obra suya, es su culpa, es la<br />
consecuencia <strong>de</strong> su alma <strong>de</strong> piedra.<br />
El presi<strong>de</strong>nte se alegró <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r contra<strong>de</strong>cirla con <strong>un</strong>a buena <strong>noticia</strong>.<br />
-No, señora -dijo con su voz más calmada-. Parece ser que hubo <strong>un</strong> operativo y todavía no<br />
se tiene nada claro. Pero Diana está viva.<br />
-No -replicó Nydia-. La mataron.<br />
El presi<strong>de</strong>nte, que estaba en com<strong>un</strong>icación directa con Me<strong>de</strong>llín, no tenía duda.<br />
-¿Y por qué lo sabe?<br />
Nydia contestó con <strong>un</strong>a convicción absoluta:<br />
-Porque me lo dice mi corazón <strong>de</strong> madre.<br />
Su corazón fue certero. Una hora <strong>de</strong>spués, María Emrna Mejía, la consejera presi<strong>de</strong>ncial<br />
para Me<strong>de</strong>llín, subió al avión que llevó a la familia Turbay y les dio la mala <strong>noticia</strong>. Diana<br />
había muerto <strong>de</strong>sangrada, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> varias horas <strong>de</strong> esfuerzos médicos que <strong>de</strong> todos<br />
modos habrían sido inútiles. Había perdido el conocimiento en el helicóptero que la<br />
transportó a Me<strong>de</strong>llín <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lugar <strong>de</strong>l encuentro con la policía, y no lo había recobrado.<br />
Tenía la columna vertebral fracturada al nivel <strong>de</strong> la cintura por <strong>un</strong>a bala explosiva <strong>de</strong> alta<br />
velocidad y mediano calibre que estalló en esquirlas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su cuerpo y le produjo <strong>un</strong>a<br />
parálisis general <strong>de</strong> la que no se habría repuesto jamás.<br />
Nydia sufrió <strong>un</strong> impacto mayor cuando la vio en el hospital, <strong>de</strong>snuda en la mesa <strong>de</strong> cirugía,<br />
pero cubierta con <strong>un</strong>a sábana ensangrentada, con el rostro sin expresión y la piel sin color<br />
por el <strong>de</strong>sangre completo. Tenía <strong>un</strong>a enorme incisión quirúrgica en el pecho por don<strong>de</strong> los<br />
médicos habían introducido el puño para darle masajes al corazón.<br />
Tan pronto como salió <strong>de</strong>l quirófano, ya más allá <strong>de</strong>l dolor y la <strong>de</strong>sesperanza, Nydia<br />
convocó en el mismo hospital <strong>un</strong>a conferencia <strong>de</strong> prensa feroz. «Ésta es la historia <strong>de</strong> <strong>un</strong>a