30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

fondo. N<strong>un</strong>ca se preocuparon <strong>de</strong> que alguien viera <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera la luz encendida, porque las<br />

ventanas estaban clausuradas con tablas.<br />

En octubre surgió <strong>un</strong>a ilusión imprevista: la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que se preparara para mandar a la<br />

familia <strong>un</strong>a prueba <strong>de</strong> supervivencia. Tuvo que hacer <strong>un</strong> esfuerzo supremo para mantener el<br />

dominio. Pidió <strong>un</strong>a jarra <strong>de</strong> café tinto y dos paquetes <strong>de</strong> cigarrillos, y empezó a redactar el<br />

mensaje como le saliera <strong>de</strong>l alma sin corregir <strong>un</strong>a coma. Lo grabó en <strong>un</strong>a minicasete, que<br />

los estafetas preferían a las normales, porque eran más fáciles <strong>de</strong> escon<strong>de</strong>r. Habló tan<br />

<strong>de</strong>spacio como fue capaz y trató <strong>de</strong> afinar la dicción y asumir <strong>un</strong>a actitud que no <strong>de</strong>latara<br />

las sombras <strong>de</strong> su ánimo. Por último grabó los titulares mayores <strong>de</strong> El Tíempo <strong>de</strong>l día como<br />

prueba <strong>de</strong> la fecha en que hizo el mensaje. Quedó satisfecho, sobre todo <strong>de</strong> la primera frase:<br />

«Todas las personas que me conocen saben lo difícil que es este mensaje para mí». Sin<br />

embargo, cuando lo leyó publicado, ya en frío, tuvo la impresión <strong>de</strong> que se había echado la<br />

soga al cuello, por la frase final, en que pedía al presi<strong>de</strong>nte hacer lo que pudiera por la<br />

liberación <strong>de</strong> los periodistas. «Pero eso sí -le advertía-, sin pasar por encima <strong>de</strong> las leyes y<br />

los preceptos constitucionales, lo cual es benéfico no sólo para el país sino para la libertad<br />

<strong>de</strong> prensa que hoy está secuestrada.» La <strong>de</strong>presión se agravó <strong>un</strong>os días <strong>de</strong>spués cuando<br />

secuestraron a Maruja y a Beatriz, porque lo entendió como <strong>un</strong>a señal <strong>de</strong> que las cosas iban<br />

a ser largas y complicadas. Ése fue el primer embrión <strong>de</strong> <strong>un</strong> plan <strong>de</strong> fuga que se le iba a<br />

convertir en <strong>un</strong>a obsesión irresistible.<br />

Las condiciones <strong>de</strong> Diana y su equipo -quinientos kilómetros al norte <strong>de</strong> Bogotá y a tres<br />

meses <strong>de</strong>l se~ cuestro- eran diferentes <strong>de</strong> los otros rehenes, pues dos mujeres y cuatro<br />

hombres cautivos al mismo tiempo planteaban problemas muy complejos <strong>de</strong> logística y se~<br />

guridad. En la cárcel <strong>de</strong> Maruja y Beatriz sorprendía la falta absoluta <strong>de</strong> indulgencia. En la<br />

<strong>de</strong> Pacho Santos sorprendían la familiaridad y el <strong>de</strong>senfado <strong>de</strong> los guardianes <strong>de</strong> su misma<br />

generación. En el grupo <strong>de</strong> Diana reinaba <strong>un</strong> ambiente <strong>de</strong> improvisación que mantenía a<br />

secuestrados y secuestradores en <strong>un</strong> estado <strong>de</strong> alarma e incertidumbre, con <strong>un</strong>a<br />

inestabilidad que lo contaminaba todo y aumentaba el nerviosismo <strong>de</strong> todos.<br />

El <strong>secuestro</strong> <strong>de</strong> Diana se distinguió también por su signo errático. Durante el largo<br />

cautiverio los rehenes fueron mudados sin explicaciones no menos <strong>de</strong> veinte veces, cerca y<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín, a casas <strong>de</strong> estilos y categorías diferentes y condiciones <strong>de</strong>siguales. Esta<br />

movilidad era posible tal vez porque sus secuestradores, a diferencia <strong>de</strong> los <strong>de</strong> Bogotá se<br />

movían en su medio natural, lo controlaban por completo, y mantenían contacto directo con<br />

sus superiores.<br />

Los rehenes no estuvieron j<strong>un</strong>tos en <strong>un</strong>a misma casa sino en dos ocasiones y por pocas<br />

horas. Al principio fueron dos grupos: Richard, Orlando y Hero Buss en <strong>un</strong>a casa, y Diana,<br />

Azucena y Juan Vitta en otra cercana. Alg<strong>un</strong>as mudanzas habían sido atolondradas e<br />

imprevistas, a cualquier hora y sin tiempo para recoger sus cosas por el inminente asalto <strong>de</strong><br />

la policía, y casi siempre a pie por pendientes escarpadas y chapaleando en el fango bajo<br />

aguaceros interminables. Diana era <strong>un</strong>a mujer fuerte y resuelta, pero aquellas caminatas<br />

<strong>de</strong>spiadadas y humillantes, en las condiciones físicas y morales <strong>de</strong>l cautiverio,<br />

sobrepasaban por mucho su resistencia. Otras mudanzas fueron <strong>de</strong> <strong>un</strong>a naturalidad pasmosa<br />

por las calles <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín, en taxis ordinarios y eludiendo retenes y patrullas callejeras. Lo<br />

más duro para todos en las primeras semanas era estar secuestrados sin que nadie lo<br />

supiera. Veían la televisión, escuchaban la radio y leían los periódicos, pero no hubo <strong>un</strong>a<br />

<strong>noticia</strong> sobre su <strong>de</strong>saparición hasta el 14 <strong>de</strong> septiembre, cuando el noticiero Criptón<br />

informó sin citar la fuente que no estaban en misión periodística con las guerrillas sino

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!