30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

La doctora Patricia Álvarez, que practicó la autopsia <strong>de</strong> Marina Montoya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las siete y<br />

media <strong>de</strong> la mañana <strong>de</strong>l viernes, le encontró en el estómago restos <strong>de</strong> alimentos<br />

reconocibles, y <strong>de</strong>dujo que la muerte había ocurrido en la madrugada <strong>de</strong>l jueves. También a<br />

ella la impresionó la calidad <strong>de</strong> la ropa interior y las uñas pulidas y pintadas. Llamó al<br />

doctor Pedro Morales, su jefe, que practicaba otra autopsia dos mesas más allá, y éste la<br />

ayudó a <strong>de</strong>scubrir otros signos inequívocos <strong>de</strong> la condición social <strong>de</strong>l cadáver. Le hicieron<br />

la carta <strong>de</strong>ntal y le tomaron fotografías y radiografías, y tres pares más <strong>de</strong> huellas digitales.<br />

Por último le hicieron <strong>un</strong>a prueba <strong>de</strong> absorción atómica y no encontraron restos <strong>de</strong><br />

psicofármacos, a pesar <strong>de</strong> los dos barbitúricos que Maruja Pachón le había dado <strong>un</strong>as horas<br />

antes <strong>de</strong> la muerte.<br />

Cumplidos los trámites primarios mandaron el cuerpo al Cementerio <strong>de</strong>l Sur, don<strong>de</strong> tres<br />

semanas antes había sido excavada <strong>un</strong>a fosa común para sepultar <strong>un</strong>os doscientos<br />

cadáveres. Allí la enterraron j<strong>un</strong>to con los otros cuatro <strong>de</strong>sconocidos y el niño.<br />

Era evi<strong>de</strong>nte que en aquel enero atroz el país había llegado a la peor situación concebible.<br />

Des<strong>de</strong> 1984, cuando el asesinato <strong>de</strong>l ministro Rodrigo Lara Bonilla, habíamos pa<strong>de</strong>cido<br />

toda clase <strong>de</strong> hechos abominables, pero ni la situación había llegado a su fin, ni lo peor<br />

había quedado atrás. Todos los factores <strong>de</strong> violencia estaban <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nados y agudizados.<br />

Entre los muchos graves que habían convulsionado al país, el narcoterrorismo se <strong>de</strong>finió<br />

como el más virulento y <strong>de</strong>spiadado. Cuatro candidatos presi<strong>de</strong>nciales habían sido<br />

asesinados antes <strong>de</strong> la campaña <strong>de</strong> 1990. A Carlos Pizarro, candidato <strong>de</strong>l M-19, lo mató <strong>un</strong><br />

asesino solitario a bordo <strong>de</strong> <strong>un</strong> avión comercial, a pesar <strong>de</strong> que había cambiado cuatro veces<br />

sus reservaciones <strong>de</strong> vuelo en absoluto secreto y con toda clase <strong>de</strong> argucias para <strong>de</strong>spistar.<br />

El precandidato Ernesto Samper sobrevivió a <strong>un</strong>a ráfaga <strong>de</strong> once tiros, y llegó a la<br />

presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la república cinco años <strong>de</strong>spués, todavía con cuatro proyectiles <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />

cuerpo que sonaban en las puertas magnéticas <strong>de</strong> los aeropuertos. Al general Maza<br />

Márquez le habían hecho estallar a su paso <strong>un</strong> carrobomba <strong>de</strong> trescientos cincuenta kilos <strong>de</strong><br />

dinamita, y había escapado <strong>de</strong> su automóvil <strong>de</strong> bajo blindaje arrastrando <strong>un</strong>o <strong>de</strong> sus escoltas<br />

heridos. «De pronto me sentí como suspendido en vilo por la cresta <strong>de</strong> <strong>un</strong> oleaje», contó el<br />

general. Fue tal la conmoción, que <strong>de</strong>bió acudir a la ayuda siquiátrica para recobrar el<br />

equilibrio emocional. Aún no había terminado el tratamiento, al cabo <strong>de</strong> siete meses,<br />

cuando <strong>un</strong> camión con dos toneladas <strong>de</strong> dinamita <strong>de</strong>smanteló con <strong>un</strong>a explosión<br />

apocalíptica el enorme edificio <strong>de</strong>l DAS, con <strong>un</strong> saldo <strong>de</strong> setenta muertos, setecientos<br />

veinte heridos, y estragos materiales incalculables. Los terroristas habían esperado el<br />

momento exacto en que el general entrara en su oficina, pero no sufrió ni <strong>un</strong> rasguño en<br />

medio <strong>de</strong>l cataclismo. Ese mismo año, <strong>un</strong>a bomba estalló en <strong>un</strong> avión <strong>de</strong> pasajeros cinco<br />

minutos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spegue, y causó ciento siete muertos, entre ellos Andrés Escabí -el<br />

cuñado <strong>de</strong> Pacho Santos-, y el tenor colombiano Gerardo Arellano. La versión general fue<br />

que estaba dirigida al candidato César Gaviria. Error siniestro, pues Gaviria no tuvo n<strong>un</strong>ca<br />

el propósito <strong>de</strong> viajar en ese avión. Más aún: la seguridad <strong>de</strong> su campaña le había prohibido<br />

volar en aviones <strong>de</strong> línea, y en alg<strong>un</strong>a ocasión que quiso hacerlo tuvo que <strong>de</strong>sistir, ante el<br />

espanto <strong>de</strong> otros pasajeros que trataron <strong>de</strong> <strong>de</strong>sembarcar para no correr el riesgo <strong>de</strong> volar con<br />

él.<br />

La verdad era que el país estaba con<strong>de</strong>nado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>un</strong> círculo infernal. Por <strong>un</strong> lado, los<br />

Extraditables se negaban a entregarse o a mo<strong>de</strong>rar la violencia, porque la policía no les<br />

daba tregua. Escobar había <strong>de</strong>n<strong>un</strong>ciado por todos los medios que la policía entraba a<br />

cualquier hora a las com<strong>un</strong>as <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín, agarraba diez menores al azar, y los fusilaba sin<br />

más averiguaciones en cantinas y potreros. Suponían a ojo que la mayoría estaba al servicio

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!