30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-Es que estoy preocupada -dijo- porque el anillo no me lo quitaron aquí sino en la primera<br />

casa en que estuvimos, y al tipo que se quedó con él no lo volvimos a ver. ¿No fue usted?<br />

-Yo no -dijo el hombre-. Pero ya le dije que esté tranquila, porque sus prendas están ahí. Yo<br />

las he visto.<br />

La mujer <strong>de</strong>l mayordomo se ofreció para comprarle a Maruja cualquier cosa que le hiciera<br />

falta. Maruja le encargó pestañita, lápiz <strong>de</strong> labios y <strong>de</strong> cejas y <strong>un</strong> par <strong>de</strong> medias para<br />

reemplazar las que se le habían roto la noche <strong>de</strong>l <strong>secuestro</strong>. Más tar<strong>de</strong> entró el marido<br />

preocupado por la falta <strong>de</strong> nuevas <strong>noticia</strong>s <strong>de</strong> la liberación, y temía que hubieran cambiado<br />

<strong>de</strong> planes a última hora como ocurría a menudo. Maruja, en cambio, estaba tranquila. Se<br />

bañó y se puso la misma ropa que llevaba la noche <strong>de</strong>l <strong>secuestro</strong>, salvo la chaqueta color<br />

crema que se pondría para salir.<br />

Durante todo el día las emisoras <strong>de</strong> radio sostuvieron el interés con especulaciones sobre la<br />

espera <strong>de</strong> los secuestrados, entrevistas con sus familias, rumores sin confirmar que al<br />

minuto siguiente eran superados por otros más ruidosos. Pero nada en firme. Maruja oyó<br />

las voces <strong>de</strong> hijos y amigos con <strong>un</strong> júbilo prematuro amenazado por la incertidumbre.<br />

Volvió a ver su casa re<strong>de</strong>corada, y al marido <strong>de</strong>partiendo a gusto entre escuadrones <strong>de</strong><br />

periodistas aburridos <strong>de</strong> esperarla. Tuvo tiempo para observar mejor los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>coración que le habían chocado la primera vez, y se le mejoró el humor. Los guardianes<br />

hacian pausas en la limpieza frenética para escuchar y ver los noticieros, v trataban <strong>de</strong> darle<br />

alientos, pero lo conseguían menos a medida que avanzaba la tar<strong>de</strong>.<br />

El presi<strong>de</strong>nte Gavirla había <strong>de</strong>spertado sin <strong>de</strong>sperta~ dor a las cinco <strong>de</strong> la mañana <strong>de</strong> su<br />

l<strong>un</strong>es número cuarenta y <strong>un</strong>o en la presi<strong>de</strong>ncia. Se levantaba sin encen<strong>de</strong>r la luz para no<br />

<strong>de</strong>spertar a Ana Milena -que a veces se acostaba más tar<strong>de</strong> que él- y ya afeitado, bañado y<br />

vestido para la oficina se sentaba en <strong>un</strong>a sillita <strong>de</strong> llevar y traer que mantenía fuera <strong>de</strong>l<br />

dormitorio, en <strong>un</strong> corredor helado y sombrío, para oír las <strong>noticia</strong>s sin <strong>de</strong>spertar a nadie. Las<br />

<strong>de</strong> radio las escuchaba en <strong>un</strong> receptor <strong>de</strong> bolsillo que se ponía en el oído a volumen muy<br />

bajo. Los periódicos los repasaba con <strong>un</strong>a mirada rápida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los titulares hasta los<br />

an<strong>un</strong>cios, e iba recortando sin tijeras las cosas <strong>de</strong> interés para tratarlas <strong>de</strong>spués, según el<br />

caso, con sus secretarios, consejeros y ministros. En <strong>un</strong>a ocasión fue <strong>un</strong>a <strong>noticia</strong> sobre algo<br />

que <strong>de</strong>bía hacerse y no se había hecho, y le mandó el recorte al ministro respectivo con <strong>un</strong>a<br />

sola línea escrita <strong>de</strong> prisa en el margen: «¿Cuándo <strong>de</strong>monios va el ministerio a resolver este<br />

lío?». La solución fue instantánea.<br />

La única <strong>noticia</strong> <strong>de</strong>l día era la inminencia <strong>de</strong> las liberaciones, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella, <strong>un</strong>a<br />

audiencia con el padre García Herreros para escuchar su informe <strong>de</strong> la entrevista con<br />

Escobar. El presi<strong>de</strong>nte reorganizó su jornada para estar disponible en cualquier momento.<br />

Canceló alg<strong>un</strong>as audiencias aplazables, y acomodó otras. La primera fue <strong>un</strong>a re<strong>un</strong>ión con<br />

los consejeros presi<strong>de</strong>nciales, que él inició con su frase escolar:<br />

- Bueno, vamos a terminar esta tarea.<br />

Varios <strong>de</strong> los consejeros acababan <strong>de</strong> regresar <strong>de</strong> Caracas, don<strong>de</strong> el viernes anterior habían<br />

sostenido <strong>un</strong>a charla con el reticente general Maza Márquez, en la que el consejero <strong>de</strong><br />

Prensa, Mauricio Vargas, había expresado su preocupación <strong>de</strong> que nadie, ni <strong>de</strong>ntro ni fuera<br />

<strong>de</strong>l gobierno, tenía <strong>un</strong>a i<strong>de</strong>a clara <strong>de</strong> para dón<strong>de</strong> iba en realidad Pablo Escobar. Maza estaba<br />

seguro <strong>de</strong> que no se entregaría, pues sólo conflaba en el indulto <strong>de</strong> la Constituyente. Vargas<br />

le replicó con <strong>un</strong>a preg<strong>un</strong>ta: ¿<strong>de</strong> qué le servía el indulto a <strong>un</strong> hombre sentenciado a muerte

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!