gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro
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Maruja oyó el com<strong>un</strong>icado <strong>de</strong> los Extraditables el domingo 19 <strong>de</strong> mayo a las siete <strong>de</strong> la<br />
noche. No <strong>de</strong>cía ni hora ni fecha <strong>de</strong> la liberación, y por el modo <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r los<br />
Extraditables lo mismo podía ser cinco minutos <strong>de</strong>spués que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> dos meses. El<br />
mayordomo y su mujer irrumpieron en el cuarto dispuestos para la fiesta.<br />
-Ya esto se acabó -gritaron-. Hay que celebrarlo.<br />
Trabajo le costó a Maruja convencerlos <strong>de</strong> que esperaran la or<strong>de</strong>n oficial por boca <strong>de</strong> algún<br />
emisario directo <strong>de</strong> Pablo Escobar. La <strong>noticia</strong> no la sorprendió, pues en las últimas semanas<br />
había recibido señales inconf<strong>un</strong>dibles <strong>de</strong> que las cosas iban mejor <strong>de</strong> como las supuso<br />
cuando le llegaron con la promesa <strong>de</strong>scorazonadora <strong>de</strong> alfombrar el cuarto. En las<br />
emisiones recientes <strong>de</strong> Colombia los Reclama aparecían cada vez más amigos y actores<br />
populares. Con el optimismo renovado, Maruja seguía las telenovelas con tanta atención,<br />
que creyó <strong>de</strong>scubrir mensajes cifrados hasta en las lágrimas <strong>de</strong> glicerina <strong>de</strong> los amores<br />
imposibles. Las <strong>noticia</strong>s <strong>de</strong>l padre García Herreros, cada día más espectaculares, hicieron<br />
evi<strong>de</strong>nte que lo increíble iba a suce<strong>de</strong>r.<br />
Maruja quiso ponerse la ropa con que había llegado, previendo <strong>un</strong>a liberación intempestiva<br />
que la hiciera aparecer frente a las cámaras con la triste suda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> secuestrada. Pero la<br />
falta <strong>de</strong> nuevas <strong>noticia</strong>s en la radio, y la <strong>de</strong>silusión <strong>de</strong>l mayordomo, que esperaba la or<strong>de</strong>n<br />
oficial antes <strong>de</strong> dormirse, la pusieron en guardia contra el ridículo, a<strong>un</strong>que sólo fuera ante sí<br />
misma. Se tomó <strong>un</strong>a dosis alta <strong>de</strong> somníferos y no <strong>de</strong>spertó hasta el día siguiente, l<strong>un</strong>es,<br />
con la impresión pavorosa <strong>de</strong> no saber quién era ni dón<strong>de</strong> estaba.<br />
A Villamizar no lo había inquietado ning<strong>un</strong>a duda, pues el com<strong>un</strong>icado <strong>de</strong> Escobar era<br />
inequívoco. Se lo transmitió a los periodistas, pero no le hicieron caso. Como a las nueve,<br />
<strong>un</strong>a emisora <strong>de</strong> radio an<strong>un</strong>ció con gran<strong>de</strong>s aspavientos que la señora Maruja Pachón <strong>de</strong><br />
Villamizar acababa <strong>de</strong> ser liberada en el barrio <strong>de</strong>l Salitre. Los periodistas salieron en<br />
estampida, pero Villamizar no se inmutó.<br />
-N<strong>un</strong>ca la soltarán en <strong>un</strong> lugar tan apartado para que le pase cualquier vaina -dijo-. Será<br />
mañana con seguridad y en <strong>un</strong> lugar seguro.<br />
Un reportero le cerró el paso con el micrófono.<br />
-Lo que sorpren<strong>de</strong> -le dijo- es la confianza que usted le tiene a esa gente.<br />
-Es palabra <strong>de</strong> guerra -dijo Villamizar.<br />
Los periodistas <strong>de</strong> más confianza se quedaron en los corredores <strong>de</strong>l apartamento -y alg<strong>un</strong>os<br />
en el bar- hasta que Villamizar los invitó a salir para cerrar la casa. Otros hicieron<br />
campamentos en camionetas y automóviles frente al edificio, y allí pasaron la noche.<br />
Villamizar <strong>de</strong>spertó el l<strong>un</strong>es con los noticieros <strong>de</strong> las seis <strong>de</strong> la mañana, como <strong>de</strong><br />
costumbre, y se quedó en la cama hasta las once. Trató <strong>de</strong> ocupar el teléfono lo menos