gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro
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-Padre -le dijeron ellos-, usted no se pue<strong>de</strong> ir sin darnos la bendición.<br />
Se arrodillaron. Don Fabio Ochoa había dicho que la mediación <strong>de</strong>l padre García Herrero,<br />
sería <strong>de</strong>cisiva para la rendición <strong>de</strong> la gente <strong>de</strong> Escobar. Este <strong>de</strong>bía pensar lo mismo, y tal<br />
vez por eso se arrodilló con ellos para dar el buen ejemplo. El padre los bendijo a todos y<br />
les soltó <strong>un</strong>a admonición para que volvieran a la vida legal y ayudaran al imperio <strong>de</strong> la paz.<br />
No <strong>de</strong>moró más <strong>de</strong> seis horas. Apareció en La Loma como a las ocho y media <strong>de</strong> la noche,<br />
ya bajo las estrellas radiantes, y <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l carro con <strong>un</strong> salto <strong>de</strong> escolar <strong>de</strong> quince años.<br />
-Tranquilo, mijo -le dijo a Villamizar-, aquí no hay problema, los acabo <strong>de</strong> arrodillar a<br />
todos.<br />
No fue fácil ponerlo en or<strong>de</strong>n. Cayó en <strong>un</strong> estado <strong>de</strong> excitación alarmante, y no valieron<br />
paliativos ni los cocimientos sedantes <strong>de</strong> las Ochoa. Seguía lloviendo, pero él quería volar<br />
enseguida a Bogotá, divulgar la <strong>noticia</strong>, hablar con el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la república para cerrar<br />
allí mismo el acuerdo y proclamar la paz. Lograron que durmiera <strong>un</strong>as horas, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
madrugada estuvo dando vueltas por la casa apagada, hablando solo, rezando en voz alta<br />
sus oraciones inspiradas, hasta que el sueño lo <strong>de</strong>rrumbó al amanecer.<br />
Cuando llegaron a Bogotá, a las once <strong>de</strong> la mañana <strong>de</strong>l 15 <strong>de</strong> mayo, la <strong>noticia</strong> tronaba en la<br />
radio. Villamizar encontró a su hijo Andrés en el aeropuerto y lo abrazó emocionado.<br />
«Tranquilo, hijo -le dijo-. Su mamá está fuera en tres días.» Rafael Pardo fue menos fácil<br />
<strong>de</strong> convencer cuando Villamizar se lo dijo por teléfono.<br />
-Me alegro <strong>de</strong> veras, Alberto -le dijo-. Pero no se ilusione <strong>de</strong>masiado.<br />
Por primera vez <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>secuestro</strong> asistió Villamizar a <strong>un</strong>a fiesta <strong>de</strong> amigos, y nadie<br />
entendió que estuviera tan contento con algo que al fin y al cabo no era sino <strong>un</strong>a promesa<br />
vaga como tantas otras <strong>de</strong> Pablo Escobar. A esas horas el padre García Herreros había dado<br />
la vuelta completa a todos los noticieros <strong>de</strong>l país -vistos, oídos y escritos-. Pidió ser<br />
tolerante con Escobar. «Si no lo <strong>de</strong>fraudamos, él se vuelve el gran constructor <strong>de</strong> la paz»,<br />
<strong>de</strong>cía. Y agregaba sin citar a Rousseau: «Los hombres en su intimidad son buenos todos,<br />
a<strong>un</strong>que alg<strong>un</strong>as circ<strong>un</strong>stancias los vuelven malignos». Y en medio <strong>de</strong> <strong>un</strong>a maraña <strong>de</strong><br />
micrófonos apelotonados, dijo sin más reservas:<br />
-Escobar es <strong>un</strong> hombre bueno.<br />
El diario El Tiempo informó el viernes 17 que el padre era portador <strong>de</strong> <strong>un</strong>a carta personal<br />
que entregaría el l<strong>un</strong>es próximo al presi<strong>de</strong>nte Gaviria. En realidad, se refería a las notas que<br />
Escobar y él habían tomado a cuatro ma~ nos durante la entrevista. En la tar<strong>de</strong>, los<br />
Extraditables expidieron <strong>un</strong> com<strong>un</strong>icado dominical que corrió el riesgo <strong>de</strong> pasar inadvertido<br />
en la turbulencia <strong>de</strong> las <strong>noticia</strong>s: «Hemos or<strong>de</strong>nado la liberación <strong>de</strong> Francisco Santos y<br />
Maruja Pachón». No <strong>de</strong>cían cuándo. Sin embargo, la radio lo dio por hecho y los<br />
periodistas alborotados empezaron a montar guardia en las casas <strong>de</strong> los rehenes.<br />
Era el final: Villamizar recibió <strong>un</strong> mensaje <strong>de</strong> Escobar en el cual le <strong>de</strong>cía que no soltaría a<br />
Maruja Pachón y a Francisco Santos ese día sino el siguiente -l<strong>un</strong>es 20 <strong>de</strong> mayo- a las siete