30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

paso <strong>de</strong> la operación. Existía inclusive la posibilidad <strong>de</strong> que a última hora se anulara por<br />

cualquier duda <strong>de</strong> seguridad. El padre, por fort<strong>un</strong>a, estaba siempre en disponibilidad plena<br />

para <strong>un</strong> as<strong>un</strong>to que le quitaba el sueño. El 14 <strong>de</strong> mayo a las cinco <strong>de</strong> la mañana, Villamizar<br />

tocó a la puerta <strong>de</strong> su casa, y lo encontró trabajando en su estudio como si fuera pleno día.<br />

-Camine, padre -le dijo-, nos vamos para Me<strong>de</strong>llín.<br />

Las Ochoa tenían todo dispuesto en La Loma para entretener al padre por el tiempo que<br />

fuera necesario. Don Fabio no estaba, pero las mujeres <strong>de</strong> la casa se encargarían <strong>de</strong> todo.<br />

No fue fácil distraer al padre, porque él se daba cuenta <strong>de</strong> que <strong>un</strong> viaje tan imprevisto y<br />

rápido no podía ser sino por algo muy serio.<br />

El <strong>de</strong>say<strong>un</strong>o fue trancado y largo y el padre comió bien. Como a las diez <strong>de</strong> la mañana,<br />

tratando <strong>de</strong> no dramatizar <strong>de</strong>masiado, Martha Nieves le reveló que Escobar iba a recibirlo<br />

<strong>de</strong> <strong>un</strong> momento a otro. Él se sobresaltó, se puso feliz, pero no supo qué hacer, hasta que<br />

Villamizar lo puso en la realidad.<br />

-Es mejor que lo sepa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora, padre -le advirtió-. Tal vez tenga que irse solo con el<br />

chofer, y no se sabe para dón<strong>de</strong> ni por cuánto tiempo.<br />

El padre pali<strong>de</strong>ció. Apenas si podía sostener el rosario entre los <strong>de</strong>dos, mientras se paseaba<br />

<strong>de</strong> <strong>un</strong> lado a otro, rezando en voz alta sus oraciones inventadas. Cada vez que pasaba por<br />

las ventanas miraba hacia el camino, dividido entre el terror <strong>de</strong> que apareciera el carro que<br />

venía por él, y las ansias <strong>de</strong> que no llegara. Quiso hablar por teléfono, pero él mismo tomó<br />

conciencia <strong>de</strong>l peligro. «Por fort<strong>un</strong>a no se necesita <strong>de</strong> teléfonos para hablar con Dios», dijo.<br />

No quiso sentarse a la mesa durante el almuerzo, que fue tardío y más apetitoso aún que el<br />

<strong>de</strong>say<strong>un</strong>o. En el cuarto preparado para él había <strong>un</strong>a cama con marquesina <strong>de</strong> pasamanería<br />

como la <strong>de</strong> <strong>un</strong> obispo. Las mujeres trataron <strong>de</strong> convencerlo <strong>de</strong> que <strong>de</strong>scansara <strong>un</strong> poco, y él<br />

pareció aceptar. Pero no durmió. Leía con inquietud Breve Historía <strong>de</strong>l Tíempo, <strong>de</strong> Stephen<br />

Hawking, <strong>un</strong> libro <strong>de</strong> moda en el cual se trataba <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar por cálculo matemático que<br />

Dios no existe. Hacia las cuatro <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> apareció en la sala don<strong>de</strong> Villamizar dormitaba.<br />

-Alberto -le dijo-, mejor regresemos a Bogotá.<br />

Costó trabajo disuadirlo, pero las mujeres lo consiguieron con su encanto y su tacto. Al<br />

atar<strong>de</strong>cer tuvo otra recaída, pero ya no había escapatoria. Él mismo fue consciente <strong>de</strong> los<br />

riesgos graves <strong>de</strong> viajar <strong>de</strong> noche. A la hora <strong>de</strong> acostarse pidió ayuda para quitarse los<br />

lentes <strong>de</strong> contacto, pues quien se los quitaba y se los ponía era Paulina, y no sabía hacerlo<br />

solo. Villamizar no durmió, porque no <strong>de</strong>scartaba la posibilidad <strong>de</strong> que Escobar consi<strong>de</strong>rara<br />

que eran más seguras para la cita las sombras <strong>de</strong> la noche.<br />

El padre no logró dormir ni <strong>un</strong> minuto. El <strong>de</strong>say<strong>un</strong>o, a las ocho <strong>de</strong> la mañana, fue todavía<br />

más tentador que el <strong>de</strong> la víspera, pero el padre no se sentó siquiera a la mesa. Seguía<br />

<strong>de</strong>sesperado con los lentes <strong>de</strong> contacto y nadie había podido ayudarlo, hasta que la<br />

administradora <strong>de</strong> la hacienda consiguió ponérselos con gran<strong>de</strong>s esfuerzos. A diferencia <strong>de</strong>l<br />

primer día no parecía nervioso ni andaba acezante <strong>de</strong> <strong>un</strong> lado para otro, sino que se sentó<br />

con la vista fija en el camino por don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bía llegar el automóvil. Así permaneció hasta que<br />

lo <strong>de</strong>rrotó la impaciencia y se levantó <strong>de</strong> <strong>un</strong> salto.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!