30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

mantenía abierto al gobierno <strong>un</strong> canal directo que no lo comprometía, y en cambio le servía<br />

para avanzar sin negociar. Escobar <strong>de</strong>bió enten<strong>de</strong>r entonces que Gaviria no <strong>de</strong>signaría<br />

n<strong>un</strong>ca <strong>un</strong> <strong>de</strong>legado oficial para conversar con él -que era su sueño dorado- y se aferró a la<br />

esperanza <strong>de</strong> que la Constituyente lo indultara, ya fuera como traficante arrepentido, o a la<br />

sombra <strong>de</strong> algún grupo armado.<br />

No era <strong>un</strong> cálculo loco. Antes <strong>de</strong> la instalación <strong>de</strong> la Constituyente, los partidos políticos<br />

habían acordado <strong>un</strong>a agenda <strong>de</strong> temas cerrados, y el gobierno logró con razones jurídicas<br />

que la extradición no fuera incluida en la lista, porque la necesitaba como instrumento <strong>de</strong><br />

presión en la política <strong>de</strong> sometimiento. Pero cuando la Corte Suprema <strong>de</strong> Justicia tomó la<br />

<strong>de</strong>cisión espectacular <strong>de</strong> que la Constituyente podía tratar cualquier tema sin limitación<br />

alg<strong>un</strong>a, el <strong>de</strong> la extradición resurgió <strong>de</strong> los escombros. El indulto no se mencionó, pero<br />

también era posible: todo cabía en el infinito.<br />

El presi<strong>de</strong>nte Gaviria no era <strong>de</strong> los que abandonaban <strong>un</strong> terna por otro. En seis meses había<br />

impuesto a sus colaboradores <strong>un</strong> sistema <strong>de</strong> com<strong>un</strong>icación personal con notas escritas en<br />

papelitos casuales con frases breves que lo resumían todo. A veces mandaba sólo el nombre<br />

<strong>de</strong> la persona a quien iba dirigido, se lo entregaba al que estuviera más cerca, y el<br />

<strong>de</strong>stinatario sabía lo que <strong>de</strong>bía hacer. Este método, a<strong>de</strong>más, tenía para sus asesores la virtud<br />

terrorífica <strong>de</strong> que no hacía distinción entre las horas <strong>de</strong> trabajo y las <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso. Gaviria<br />

no la concebía, pues <strong>de</strong>scansaba con la misma disciplina con que trabajaba, y seguía<br />

mandando papelitos mientras estaba en <strong>un</strong> cóctel o tan pronto como emergía <strong>de</strong> la pesca<br />

submarina. «Jugar tenis con él era como <strong>un</strong> consejo <strong>de</strong> ministros», dijo <strong>un</strong>o <strong>de</strong> sus<br />

consejeros. Podía hacer siestas prof<strong>un</strong>das <strong>de</strong> cinco a diez minutos a<strong>un</strong> sentado en el<br />

escritorio, y <strong>de</strong>spertaba como nuevo mientras sus colaboradores se caían <strong>de</strong> sueño. El<br />

método, por azaroso que pareciera, tenía la virtud <strong>de</strong> disparar la acción con más apremio y<br />

energía que los memorandos formales.<br />

El sistema fue <strong>de</strong> gran utilidad cuando el presi<strong>de</strong>nte trató <strong>de</strong> parar el golpe <strong>de</strong> la Corte<br />

Suprema contra la extradición, con el argumento <strong>de</strong> que era <strong>un</strong> tema <strong>de</strong> ley y no <strong>de</strong><br />

Constitución. El ministro <strong>de</strong> Gobierno, Humberto <strong>de</strong> la Calle logró convencer <strong>de</strong> entrada a<br />

la mayoría. Pero las cosas que interesan a la gente terminan por imponerse a las que<br />

interesan a los gobiernos, y la gente tenía bien i<strong>de</strong>ntificada la extradición como <strong>un</strong>o <strong>de</strong> los<br />

factores <strong>de</strong> perturbación social y, sobre todo, <strong>de</strong>l terrorismo salvaje. Así que al cabo <strong>de</strong><br />

muchas vueltas y revueltas terminó incluida en el temario <strong>de</strong> la Comisión <strong>de</strong> Derechos.<br />

En medio <strong>de</strong> todo, los Ochoa persistían en el temor <strong>de</strong> que Escobar, acorralado por sus<br />

propios <strong>de</strong>monios, <strong>de</strong>cidiera inmolarse en <strong>un</strong>a catástrofe <strong>de</strong> tamaño apocalíptico. Fue <strong>un</strong><br />

temor profético. A principios <strong>de</strong> marzo, Villamizar recibió <strong>de</strong> ellos <strong>un</strong> mensaje apremiante:<br />

«Véngase enseguida para acá porque van a pasar cosas muy graves». Habían recibido <strong>un</strong>a<br />

carta <strong>de</strong> Pablo Escobar con la amenaza <strong>de</strong> reventar cincuenta toneladas <strong>de</strong> dinamita en el<br />

recinto histórico <strong>de</strong> Cartagena <strong>de</strong> Indias si no eran sancionados los policías que asolaban las<br />

com<strong>un</strong>as <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín: cien kilos por cada muchacho muerto fuera <strong>de</strong> combate.<br />

Los Extraditables habían consi<strong>de</strong>rado a Cartagena como <strong>un</strong> santuario intocable hasta el 28<br />

<strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1989, cuando <strong>un</strong>a carga <strong>de</strong> dinamita sacudíó los cimientos y pulverizó<br />

cristales <strong>de</strong>l Hotel Hilton, y mató a dos médicos <strong>de</strong> <strong>un</strong> congreso que sesionaba en otro piso.<br />

A partir <strong>de</strong> entonces quedó claro que tampoco aquel patrimonio <strong>de</strong> la humanidad estaba a<br />

salvo <strong>de</strong> la guerra. La nueva amenaza no permitía <strong>un</strong> instante <strong>de</strong> vacilación.<br />

El presi<strong>de</strong>nte Gaviria la conoció por Villamizar pocos días antes <strong>de</strong> cumplirse el plazo.<br />

«Ahora no estamos peleando por Maruja sino por salvar a Cartagena», le dijo Villamizar,<br />

para facilitarle <strong>un</strong> argumento. La respuesta <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte fue que le agra<strong>de</strong>cía la

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!