gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro
gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro
gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-noticia-de-un-secuestro
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>un</strong>o -dijo Hero Buss-. No sólo porque llegue la ley, como dicen ellos, sino porque están<br />
siempre tan asustados que hasta el menor ruido lo conf<strong>un</strong><strong>de</strong>n con <strong>un</strong> operativo.» Sus únicos<br />
consejos eran impedir a toda costa <strong>un</strong> rescate armado y lograr que cambiaran en el <strong>de</strong>creto<br />
el plazo para la entrega.<br />
El mismo día <strong>de</strong> su regreso a Bogotá, Nydia le expresó sus inquietu<strong>de</strong>s al ministro <strong>de</strong><br />
Justicia. Visitó al ministro <strong>de</strong> Defensa, general Óscar Botero, acompañada por su hijo, el<br />
parlamentario julio César Turbay Quintero, y le pidió angustiada, en nombre <strong>de</strong> todos los<br />
secuestrados, que usaran los servicios <strong>de</strong> inteligencia y no los operativos <strong>de</strong> rescate. Su<br />
<strong>de</strong>sgaste era vertiginoso y su intuición <strong>de</strong> la tragedia cada vez más lúcida. Le dolía el<br />
corazón. Lloraba a todas horas. Hizo <strong>un</strong> esfuerzo supremo por dominarse, pero las malas<br />
<strong>noticia</strong>s no le dieron tregua. Oyó por radio <strong>un</strong> mensaje <strong>de</strong> los Extraditables con la amenaza<br />
<strong>de</strong> botar frente al Palacio Presi<strong>de</strong>ncial los cadáveres <strong>de</strong> los secuestrados envueltos en<br />
costales, si no se modificaban los términos <strong>de</strong>l seg<strong>un</strong>do <strong>de</strong>creto. Nydia llamó al presi<strong>de</strong>nte<br />
<strong>de</strong> la república en <strong>un</strong> estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperación mortal. Como estaba en Consejo <strong>de</strong><br />
Seguridad la atendió Rafael Pardo.<br />
-Le ruego que le preg<strong>un</strong>te al presi<strong>de</strong>nte y a los <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> Seguridad si lo que necesitan<br />
para cambiar el <strong>de</strong>creto es que le tiren en la puerta los secuestrados muertos y.<br />
encostalados.<br />
En ese mismo estado <strong>de</strong> exaltación estaba horas <strong>de</strong>spués cuando le pidió al presi<strong>de</strong>nte en<br />
persona que cambiara el plazo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>creto. A él le habían llegado ya <strong>noticia</strong>s <strong>de</strong> que Nydia<br />
se quejaba <strong>de</strong> su insensibilidad ante el dolor ajeno, e hizo <strong>un</strong> esfuerzo por ser más paciente<br />
y explícito. Le explicó que el <strong>de</strong>creto 3030 acababa <strong>de</strong> expedirse, y que lo menos que podía<br />
dársele era el tiempo <strong>de</strong> ver cómo se comportaba. Pero a Nydia le parecía que los<br />
argumentos <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte no eran más que justificaciones para no hacer lo que <strong>de</strong>bió haber<br />
hecho en el momento oport<strong>un</strong>o.<br />
-El cambio <strong>de</strong> la fecha límite no sólo es necesario para salvar la vida <strong>de</strong> los rehenes -replicó<br />
Nydia cansada <strong>de</strong> raciocinios- sino que es lo único que falta para lograr la entrega <strong>de</strong> los<br />
terroristas. Muévala, y a Diana la <strong>de</strong>vuelven.<br />
Gaviria no cedió. Estaba ya convencido <strong>de</strong> que el plazo fijo era el escollo mayor <strong>de</strong> su<br />
política <strong>de</strong> entregas, pero se resistía a cambiarlo para que los Extraditables no consiguieran<br />
lo que perseguían con los <strong>secuestro</strong>s. La Asamblea Constituyente iba a re<strong>un</strong>irse en los<br />
próximos días en medio <strong>de</strong> <strong>un</strong>a expectativa incierta, y no podía permitirse que por <strong>un</strong>a<br />
<strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong>l gobierno le conce~ diera el indulto al narcotráfico. «La <strong>de</strong>mocracia n<strong>un</strong>ca<br />
estuvo en peligro por los asesinatos <strong>de</strong> cuatro candidatos presi<strong>de</strong>nciales ni por ningún<br />
<strong>secuestro</strong> -diría Gaviria más tar<strong>de</strong> . Cuando lo estuvo <strong>de</strong> veras fue en aquellos momentos en<br />
que existió la tentación o el riesgo, o el rumor <strong>de</strong> que se estaba incubando la posibilidad <strong>de</strong>l<br />
indulto.» Es <strong>de</strong>cir: el riesgo inconcebible <strong>de</strong> que secuestraran también la conciencia <strong>de</strong> la<br />
Asamblea Constituyente. Gaviria lo tenía ya <strong>de</strong>cidido: si eso ocurría, su <strong>de</strong>terminación<br />
serena e irrevocable era h<strong>un</strong>dir la Constituyente.<br />
Nydia andaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía algún tiempo con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el doctor Turbay hiciera algo<br />
que estremeciera al país en favor <strong>de</strong> los secuestrados: <strong>un</strong>a manifestación multitudinaria<br />
frente al Palacio Presi<strong>de</strong>ncial, <strong>un</strong> paro cívico, <strong>un</strong>a protesta formal ante las Naciones Unidas.<br />
Pero el doctor Turbay la apaciguaba. «Él siempre fue así, por su responsabilidad y su