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«Los Desastres de la Guerra»<br />
de Francisco de Goya<br />
ARTURO ANSÓN NAVARRO. UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA<br />
La segunda gran serie de grabados que hizo Francisco de Goya, conocida como «Los Desastres de la Guerra», y que<br />
el genial pintor y grabador aragonés sólo pudo ver plasmada en pruebas de estado, pues no se editaron hasta 1863,<br />
constituyen uno de los conjuntos de imágenes más emocionantes y más impactantes que un artista haya podido plasmar<br />
jamás. Goya se adelantó mucho más de un siglo a los grandes reporteros gráficos de guerra del siglo XX, y a los<br />
actuales, a la hora de transmitir en imágenes las experiencias vividas por él mismo y por otros españoles durante aquel<br />
durísimo y desastroso enfrentamiento bélico entre las tropas francesas invasoras, enviadas por Napoleón Bonaparte,<br />
y los patriotas españoles que, de diversas formas, se opusieron a sus deseos imperialistas, y que conocemos en España<br />
como guerra de la Independencia (1808-1814).<br />
Goya fue testigo directo de esa guerra, de los horrores sufridos por las gentes en los pueblos y ciudades de España, y<br />
de sus fatales y desgarradoras consecuencias para España, y quiso denunciarlo como él podía hacerlo, con su arte. Por<br />
ello se vio en la necesidad de pasar a imágenes, dibujadas primero y grabadas después, aquellas durísimas experiencias<br />
y sensaciones vividas por él y por otros compatriotas y conciudadanos. Lo hizo con una total inmediatez, pues<br />
durante los años del conflicto bélico, desde 1809 ó 1810, trabajó ocultamente y de forma totalmente discreta, por<br />
miedo a los ocupantes franceses.<br />
Las duras vivencias de Goya y de los españoles durante la guerra<br />
de la Independencia en «Los Desastres de la Guerra»<br />
En los meses inmediatamente anteriores a la invasión francesa y al inicio de la guerra Goya había vivido con intensidad<br />
los problemas políticos y dinásticos que desembocaron en la crisis del Antiguo Régimen en España; en primer lugar,<br />
la fallida Conjura de El Escorial en noviembre de 1807, y después el Motín de Aranjuez, provocado en marzo de 1808<br />
por el mismo «partido fernandino», partidario de Fernando, Príncipe de Asturias, e integrado por nobles contrarios a<br />
los monarcas Carlos IV y María Luisa y al despotismo ministerial ejercido por Manuel Godoy, verdadero director de la<br />
política española. Poco después, tras la marcha de los depuestos reyes, de Godoy, y del nuevo monarca Fernando VII,<br />
llamados por Napoleón a Bayona, Goya fue testigo de los sangrientos sucesos del 2 y 3 de mayo de 1808 en Madrid,<br />
con enfrentamientos entre el pueblo madrileño en armas y los soldados franceses, así como de la terrible represión que<br />
llevaron a cabo sobre los patriotas madrileños. Sin duda, esos acontecimientos le impactaron sobremanera. Unos años<br />
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