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Como referencia cronológica para la realización de grabados tenemos tres de ellos, los números 20, 22 y 27 que aparecen
firmados y fechados, «Goya 1810». ¿Fueron los primeros que hizo Goya?, o ¿ya había grabado algunos con
anterioridad, en 1809? Sin que pueda precisarse cabe esa segunda posibilidad, pues durante el año 1809 Goya no
tuvo encargos que conozcamos, dada la situación bélica, por lo que bien pudo dedicarse primordialmente a preparar
y ejecutar algunos de esos grabados, bien es cierto que las planchas no se conseguirían fácilmente. Por eso reaprovechó
algunas planchas que había utilizado para otros grabados anteriores, como es el caso de la plancha del Paisaje
con peñasco y cascada, que partió en dos mitades, y sobre cuyo reverso grabó Goya los Desastres 14 y 30, o la del
Paisaje con peñasco, edificios y árboles, en cuyo reverso partido hizo los Desastres 13 y 15.
Los dibujos para el grupo de grabados dedicados al hambre en Madrid los iría preparando casi al mismo tiempo de los
acontecimientos, es decir, en 1811 y 1812. La ejecución de los grabados, en cambio, muy posiblemente, como buena
parte de los de la primera parte de los enfrentamientos bélicos y violencia de la guerra, los haría una vez terminada
ésta, avanzado 1813 y en los primeros meses de 1814, en un ambiente algo más relajado y con la posibilidad ya de
adquirir planchas o láminas de cobre. Asimismo, haría pruebas de estado de las mismas, algunas de las cuales han llegado
a nosotros con una extraordinaria calidad de impresión.
Cuando Fernando VII entró en Madrid a mediados de mayo de 1814, tras abolir la Constitución de 1812, suspender
las Cortes de Cádiz y suprimir todos los decretos y decisiones tomadas por ellas, los deseos de Goya de publicar su serie
de grabados se vinieron abajo. En una situación nuevamente de absolutismo y opresión jamás se permitiría publicar
unas imágenes tan duras e impactantes, donde el pueblo español era protagonista de las escenas. Habría que esperar
mejor situación política. La represión contra los liberales y la actitud del monarca y de los reaccionarios con respecto
a las libertades y a las medidas y decisiones tomadas por los liberales de Cádiz impulsarían a Goya a realizar el tercer
grupo de grabados, los «Caprichos enfáticos». Actualmente se piensa que serían ejecutados inmediatamente después
del retorno del «Deseado» y de la reimplantación del Antiguo Régimen; es decir, en 1814-1815, frente a opiniones
mantenidas anteriormente que habían situado su realización lo largo del Sexenio Absolutista (1814-1820), e incluso
en el período del Trienio Liberal (1820-1823). Los papeles de los grabados de las pruebas de estado y de los de la
serie completa que Goya entregó a Ceán Bermúdez, por las marcas de agua que llevan, también corresponden a esos
años. Pienso que su realización encuentra su sentido como reacción emocional e intelectual de Goya frente al absolutismo
fernandino que se impuso por la fuerza; por lo tanto en la segunda mitad de 1814 y primeros meses de 1815,
pues, inmediatamente después, al frustrarse la edición de los «Desastres» por los motivos políticos citados, Goya se
embarcó en la serie de grabados de «La Tauromaquia», puesta a la venta en octubre de 1816, y con cuya venta el
pintor aragonés creyó que sacaría buenos beneficios económicos, algo que no se cumplió.
Se conservan, además de las planchas, actualmente en la Calcografía Nacional de Madrid, diversas pruebas de estado
en distintos museos del mundo, así como una colección completa de grabados definitivos hecha por Goya, que regaló
a su amigo Juan Agustín Ceán Bermúdez, y que hoy posee el British Museum de Londres. Esa colección estaba for-
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