13.05.2013 Views

ÍndiceIBERCAJA - Ibercaja Obra Social

ÍndiceIBERCAJA - Ibercaja Obra Social

ÍndiceIBERCAJA - Ibercaja Obra Social

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

En Fuendetodos, años después, hacia 1868, cuatro ancianos, que eran niños y muchachos cuando estuvo Goya en<br />

diciembre de 1808, recordaban que el pintor «era sordo y le hablaba por señas un criado que trajo, haciendo uso de<br />

un abecedario que todavía imitan», como refiere Francisco Zapater y Gómez en su obra Goya. Noticias biográficas (Zaragoza,<br />

1868). Ese criado era Luis Gil Ranz. Alcaide Ibieca nos dirá que Goya, temeroso de que los bocetos que había<br />

hecho el pintor en Zaragoza pudieran comprometerle seriamente si caían en manos de los franceses, los cubrió «con<br />

un baño, que después no pudo quitar, y quedó inutilizado aquel trabajo».<br />

Al cabo de unos días de estancia en Fuendetodos, Goya y Luis Gil Ranz emprendieron el camino de retorno a Madrid,<br />

a pesar del frío casi invernal y de los peligros de las circunstancias bélicas. Desde Fuendetodos partirían a Villanueva<br />

de Huerva, y desde allí a Cariñena, donde se incorporarían al Camino Real que se dirigía a Madrid. Seguirían por Daroca<br />

y Used a Molina de Aragón, ya en tierras de Castilla, y desde Molina a Maranchón, Alcolea del Pinar y Torremocha del<br />

Campo. El trayecto hasta allí estuvo lleno de peligros y, sin duda, los dos viajeros evitarían los grandes núcleos de población.<br />

El 25 de noviembre la avanzadilla de las tropas francesas habían llegado a Sigüenza, el 3 de diciembre las tropas<br />

españolas de Castaños estaban en Guadalajara, y las tropas del mariscal Ney que avanzaban desde Zaragoza hacia<br />

Madrid por el Camino Real habían sido masacradas por los paisanos españoles que les atacaban. Por lo tanto, Goya y<br />

Gil Ranz se tuvieron que topar con esos enfrentamientos durante el camino y lo que vieron con sus ojos fue terrible.<br />

Lo plasmaría Goya en algunos de sus «Desastres» más duros, con huida de las gentes de los pueblos ante la llegada<br />

de las tropas francesas, enfrentamientos de patriotas españoles contra los invasores, asesinatos y represión de la población<br />

civil, cadáveres amontonados o dispersos a lo largo del camino y en pueblos, en los que había habido lucha y venganza<br />

de los franceses. Ossorio y Bernad, a quien se lo narró el hijo de Gil Ranz, nos dirá al respecto que ese viaje de<br />

regreso a Madrid estuvo lleno de peligros para Goya y su joven discípulo, puesto que en una ocasión la sordera de Goya<br />

y el tener que hablarle Gil «valiéndose del alfabeto de los sordomudos» llevó a que les confundieran con espías «y tuvieran<br />

que refugiarse en el pueblo natal de Gil Ranz (Renales), y esperar en él ocasión oportuna para trasladarse a Madrid».<br />

Efectivamente, el pueblo alcarreño de Renales, a poca distancia de Torremocha del Campo, donde había nacido Gil Ranz,<br />

sería refugio seguro para ambos hasta que se despejase el Camino Real de combatientes.<br />

El grueso del gran ejército francés que había traído esta vez el mismo Napoleón en persona, tras derrotar al pequeño<br />

ejército español del general San Juan en la batalla de Somosierra, avanzó hacia Madrid sin apenas resistencia y ocupó<br />

la capital el 4 de diciembre tras un conato de defensa anárquica y desesperada de las pocas fuerzas españolas que<br />

la defendían y la firma de la capitulación por el general Tomás Morla y don Bernardo de Iriarte ante el general francés<br />

Berthier. Una mañana, a mediados de diciembre, Napoleón, acompañado de su séquito, partiendo de su campamento<br />

instalado en Chamartín, entró en Madrid y por la calle Mayor se dirigió al Palacio Real; entrando en él, en<br />

el primer descansillo de la escalera principal, apoyando su mano sobre uno de los leones que soportan la balaustrada,<br />

exclamó: «Je la tiens, enfin, cette Espagne si desirée», tal como escribió Mesonero Romanos en sus Memorias de<br />

un sesentón.<br />

35

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!