El medio pelo en la sociedad argentina.pdf - Stella Maris Córdoba
El medio pelo en la sociedad argentina.pdf - Stella Maris Córdoba
El medio pelo en la sociedad argentina.pdf - Stella Maris Córdoba
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Arturo Jauretche <strong>El</strong> <strong>medio</strong> <strong>pelo</strong> <strong>en</strong> <strong>la</strong> <strong>sociedad</strong> arg<strong>en</strong>tina<br />
Son difíciles, muy difíciles. Además, uno resulta hasta vulgar, pues sus modos de hab<strong>la</strong>r y tocar los<br />
temas es tan cuidadosa, que se ti<strong>en</strong>e <strong>la</strong> s<strong>en</strong>sación de ser poco bi<strong>en</strong>...<br />
En el fondo, son los pari<strong>en</strong>tes pobres que pinta Silvina Bullrich <strong>en</strong> "Los Burgueses'', a los que ya me<br />
he referido <strong>en</strong> una cita.<br />
Muchas de esas familias vivían antes de <strong>la</strong> aparición del "<strong>medio</strong> <strong>pelo</strong>" como exiliados <strong>en</strong> el<br />
tiempo, recordando el <strong>la</strong>ndó de <strong>la</strong> abuelita cuando <strong>la</strong> "familia figuraba", y "esos de <strong>la</strong> otra cuadra"<br />
se bajaban de <strong>la</strong> vereda para darles paso.<br />
"Esos de <strong>la</strong> otra cuadra" eran motivo de un tema frecu<strong>en</strong>te, pues lo mismo podía tratarse de<br />
unos "mu<strong>la</strong>titos" que llevan el mismo apellido porque fueron esc<strong>la</strong>vos de los tatarabuelos, que de<br />
los nietos de un "galleguito" al que el abuelo Gervasio hizo nombrar portero de <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>, y parece<br />
que lo ha olvidado desde que progresaron. T<strong>en</strong>ían <strong>en</strong> esto memoria de elefante y minuciosidades<br />
de hormiga.<br />
Vivían nostálgicos del ayer y como todo "tiempo pasado fue mejor", atribuían su situación<br />
actual a una especie de falta de respeto de los tiempos modernos que los había marginado de <strong>la</strong><br />
primera línea, a <strong>la</strong> que <strong>en</strong> realidad nunca pert<strong>en</strong>ecieron.<br />
(En <strong>la</strong> estructura de <strong>la</strong> <strong>sociedad</strong> tradicional, <strong>en</strong> razón de <strong>la</strong> distancia que los separaba de los<br />
de abajo, el criol<strong>la</strong>je de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se inferior y los "gringos" que empezaban a llegar, pero que todavía no<br />
hacían sombra con sus pret<strong>en</strong>siones de importancia, su papel fue, por comparación, de más alto<br />
rango).<br />
Algunos reaccionaban con un nacionalismo cerril que los <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taba con <strong>la</strong> ideología<br />
"liberal" de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se a que creían pert<strong>en</strong>ecer. M<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te se ubicaban cumpli<strong>en</strong>do su función de<br />
élite conductora, pero no ya desde el <strong>la</strong>ndó de <strong>la</strong> abue<strong>la</strong>; les era agradable imaginarse <strong>en</strong> un<br />
Cadil<strong>la</strong>c pasando rápido ante los gauchos a caballo, con p<strong>la</strong>ta <strong>en</strong> los aperos, y saludando<br />
respetuosam<strong>en</strong>te: —¡Adiós, patroncito! —¡Que te vaya bi<strong>en</strong>, m'hijo!... Una especie de Arcadia<br />
pastoril y tecnificada a <strong>la</strong> vez, pero donde cada uno está "donde debe estar". La mayoría y<br />
especialm<strong>en</strong>te <strong>la</strong>s mujeres seguían cultivando los mitos culturales de Europa civilizadora<br />
prefiri<strong>en</strong>do tras<strong>la</strong>dar <strong>la</strong> culpa de los tiempos modernos a <strong>la</strong> incapacidad de los miembros<br />
masculinos de <strong>la</strong> familia, "inútiles como todos los criollos".<br />
Ese galimatías era el tema obligado de toda reunión <strong>en</strong>tre <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te del mismo grupo, y sus<br />
contradicciones eran imperceptibles para los contertulios porque <strong>la</strong> es<strong>en</strong>cia del tema era <strong>la</strong><br />
nostalgia.<br />
Pero mejor ilustrará sobre esa m<strong>en</strong>talidad, <strong>la</strong> trascripción de unas líneas de una escritora<br />
contemporánea que por su gusto y cultura está más cerca de <strong>la</strong> alta c<strong>la</strong>se aus<strong>en</strong>tista, pero cuya extracción<br />
social y actitud psíquica corresponde a lo que estoy seña<strong>la</strong>ndo. Se trata de Alicia Jurado <strong>en</strong> su biografía de<br />
Jorge Luis Borges (Ed. Eudeba, 1984). Es <strong>la</strong> versión fem<strong>en</strong>ina del grupo.<br />
Dice de su biografiado: "Intelectualm<strong>en</strong>te es demasiado arg<strong>en</strong>tino para ser nacionalista y no ha<br />
hecho sino heredar <strong>la</strong> vieja tradición criol<strong>la</strong> de mirar hacia Europa; reprocharle esta prefer<strong>en</strong>cia es ignorar el<br />
p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to de <strong>la</strong>s viejas g<strong>en</strong>eraciones ilustradas que nos precedieron.” Y aquí se tira con todo contra los<br />
nacionalistas: "La admiración por <strong>la</strong> mazorca, <strong>la</strong>s tacuaras, el gaucho, <strong>la</strong> cultura diaguita y <strong>la</strong> bota de potro,<br />
es un inv<strong>en</strong>to re<strong>la</strong>tivam<strong>en</strong>te reci<strong>en</strong>te de los extranjeros que inmigraron al país, fatigados sin duda de los<br />
excesos de <strong>la</strong> civilización y deslumbrados por lo que supon<strong>en</strong> los <strong>en</strong>cantos del salvajismo. Las antiguas<br />
familias arg<strong>en</strong>tinas están ahítas de barbarie desde hace tiempo para <strong>en</strong>tusiasmarse con ninguno de sus<br />
símbolos; prefier<strong>en</strong> imitar a sus bisabuelos y buscar ejemplo <strong>en</strong> los países que <strong>la</strong> dejaron atrás". "Borges, <strong>en</strong><br />
este aspecto, no difiere de los hombres que construyeron, <strong>en</strong> el último siglo, <strong>la</strong> estructura precaria y amada<br />
que hoy preferimos no l<strong>la</strong>mar patria porque <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras país o nación son más vagas y les duel<strong>en</strong> m<strong>en</strong>os y<br />
nos sugier<strong>en</strong> m<strong>en</strong>os comparaciones amargas." Para salvarnos de esa amargura, Borges "está realizando <strong>la</strong><br />
tarea patriótica de mostrar al extranjero que <strong>en</strong> <strong>la</strong> Arg<strong>en</strong>tina hay algo más que un puñado de indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong><br />
vía de extinción y una creci<strong>en</strong>te turba de indios vocacionales".<br />
Lo que no impide que más ade<strong>la</strong>nte diga: "Borges escribe sobre tapias rosadas, aljibes y patios,<br />
gauchos y compadritos, próceres y montoneros; escribe, <strong>en</strong> una pa<strong>la</strong>bra, sobre <strong>la</strong> Arg<strong>en</strong>tina, de su añoranza."<br />
Pero <strong>la</strong> Arg<strong>en</strong>tina de los aljibes <strong>en</strong> lugar del agua corri<strong>en</strong>te, y los montoneros <strong>en</strong> lugar del ejército moderno<br />
123