19.05.2013 Views

El medio pelo en la sociedad argentina.pdf - Stella Maris Córdoba

El medio pelo en la sociedad argentina.pdf - Stella Maris Córdoba

El medio pelo en la sociedad argentina.pdf - Stella Maris Córdoba

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Arturo Jauretche <strong>El</strong> <strong>medio</strong> <strong>pelo</strong> <strong>en</strong> <strong>la</strong> <strong>sociedad</strong> arg<strong>en</strong>tina<br />

<strong>la</strong> suya una vida múltiple y agitada <strong>en</strong> <strong>la</strong> que había tocado los más variados niveles de <strong>la</strong> fortuna y<br />

de <strong>la</strong>s actividades ciudadanas; además, Dios lo había dotado de gracia.<br />

Sobre esto de <strong>la</strong> información traía un capítulo titu<strong>la</strong>do "<strong>El</strong> chico de <strong>la</strong> bicicleta".<br />

Com<strong>en</strong>taba allí <strong>la</strong> apari<strong>en</strong>cia técnica con que los diarios pres<strong>en</strong>tan una página ll<strong>en</strong>a de<br />

cuadritos con letras y números diminutos, donde se hab<strong>la</strong> de cotizaciones de <strong>la</strong> producción <strong>en</strong><br />

mercados de los que el chacarero nunca oyó hab<strong>la</strong>r y <strong>en</strong> medidas y precios de los que no ti<strong>en</strong>e <strong>la</strong><br />

m<strong>en</strong>or idea. <strong>El</strong> chacarero, decía, se hace una imag<strong>en</strong> borrosa donde se embarul<strong>la</strong>n Winnipeg,<br />

Ontario, Yokohama, Rotterdam, con dó<strong>la</strong>res, libras, y<strong>en</strong>s, rupias, florines, tone<strong>la</strong>das y bushells,<br />

todas pa<strong>la</strong>bras misteriosas para él. No <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de, pero está muy agradecido a los grandes diarios<br />

que se preocupan por ilustrarlo para <strong>la</strong> def<strong>en</strong>sa del precio de su cosecha, y supone que estos<br />

sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> grandes oficinas ll<strong>en</strong>as de peritos de toda c<strong>la</strong>se, que le proporcionan <strong>la</strong> información.<br />

No hay nada de eso, decía Ortiz Pereyra. Lo único que hay es un chico con una bicicleta<br />

que va a buscar <strong>la</strong> página a lo de Bunge y Born o a lo de Dreyfus; es decir que <strong>la</strong> apar<strong>en</strong>te<br />

información para el v<strong>en</strong>dedor <strong>la</strong> proporciona el comprador. ¡Y hace tanto tiempo que vamos al<br />

almacén con el "Manual del Comprador" escrito por el almac<strong>en</strong>ero! <strong>El</strong> último que se ha "avivado"<br />

es Raúl Prebisch 2 .<br />

De tal manera, a los efectos que <strong>en</strong> sí ti<strong>en</strong>e <strong>la</strong> supuesta información ci<strong>en</strong>tífica, se agrega<br />

ésta del "chico de <strong>la</strong> bicicleta" donde <strong>la</strong> "información ci<strong>en</strong>tífica" es utilizada, y aun los datos<br />

correctos, de manera hábil para despistarnos mediante el manejo de <strong>la</strong> publicidad.<br />

Lo que llevo dicho basta para dar <strong>la</strong> idea que me propongo. He citado sólo algunos casos,<br />

tanto de <strong>la</strong> fa<strong>la</strong>cia del dato, como de su utilización maliciosa para sorpr<strong>en</strong>der al que no está<br />

prev<strong>en</strong>ido y carece de "cancha" para leer <strong>la</strong>s <strong>en</strong>trelíneas de <strong>la</strong> información. Deseo que el lector lo<br />

t<strong>en</strong>ga pres<strong>en</strong>te, cuando recordando que el que escribe es un hombre comprometido, lo confronte<br />

con otros informantes de apari<strong>en</strong>cia aséptica. La verdad es que todos estamos comprometidos, por<br />

que todos estamos <strong>en</strong> <strong>la</strong> vida y <strong>la</strong> vida es eso: compromiso con <strong>la</strong> realidad.<br />

Me resta advertir que con frecu<strong>en</strong>cia seré redundante volvi<strong>en</strong>do a lo ya dicho para ampliar<br />

algo, pres<strong>en</strong>tarlo desde otro punto de vista, o re<strong>la</strong>cionarlo con lo que se expone <strong>en</strong> ese mom<strong>en</strong>to.<br />

Espero que se me perdone, pues escribo para mis paisanos del común, a qui<strong>en</strong>es quiero facilitar <strong>la</strong><br />

lectura que desearía fuese como un diálogo y que no deje a nadie <strong>en</strong> ayunas por un prurito de<br />

precisión técnica o sobre<strong>en</strong>t<strong>en</strong>didos. Cárguelo a <strong>la</strong> cu<strong>en</strong>ta de <strong>la</strong> común intelig<strong>en</strong>cia que busco, y<br />

que también me obliga a ser algo difuso y a ape<strong>la</strong>r al socorro de ejemplos y anécdotas ilustrativas,<br />

que pudieran ahorrarse con el l<strong>en</strong>guaje para iniciados que simplifica <strong>la</strong> exposición, pero que puede<br />

resultar esotérico para el profano.<br />

IDENTIFICACIÓN DEL MEDIO PELO<br />

Falta ahora explicar por qué digo <strong>medio</strong> <strong>pelo</strong>.<br />

2<br />

En efecto <strong>en</strong> su libro "Hacia una dinámica del desarrollo Latinoamericano —Fondo de Cultura Económica 1963—, Raúl<br />

Prebisch nos advierte lo que acaba de descubrir sobre el valor de <strong>la</strong>s doctrinas y <strong>en</strong>señanzas importadas.<br />

"Yo creía <strong>en</strong> todo aquello que los libros clásicos de los grandes c<strong>en</strong>tros me habían <strong>en</strong>señado. Creía <strong>en</strong> el libre cambio y<br />

<strong>en</strong> el funcionami<strong>en</strong>to automático del patrón oro. Creía que todos los problemas de desarrollo se resolvían por el libre juego de <strong>la</strong>s<br />

fuerzas de <strong>la</strong> economía mundial; aquellos años de zozobra me llevaron a ir desarticu<strong>la</strong>ndo paso a paso todo lo que se me había<br />

<strong>en</strong>señado y a arrojarlo por <strong>la</strong> borda. Era tan grande <strong>la</strong> contradicción <strong>en</strong>tre <strong>la</strong> realidad y <strong>la</strong> interpretación teórica e<strong>la</strong>borada <strong>en</strong> los<br />

grandes c<strong>en</strong>tros, que <strong>la</strong> interpretación no sólo resultaba inoperante cuando se llevaba a <strong>la</strong> práctica, sino también contraproduc<strong>en</strong>te.<br />

En los propios c<strong>en</strong>tros hundido <strong>en</strong> <strong>la</strong> gran crisis mundial se hizo pres<strong>en</strong>te asimismo esa contradicción y <strong>la</strong> necesidad de explicar<strong>la</strong>.<br />

Surgió <strong>en</strong>tonces Keynes, pero a poco andar descubrimos también <strong>en</strong> América Latina que el g<strong>en</strong>io de Keynes no era universal, sino<br />

que sus análisis se ceñían a los f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os económicos de los grandes c<strong>en</strong>tros y no t<strong>en</strong>ían <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta lo» problemas de <strong>la</strong><br />

periferia".<br />

7

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!