El medio pelo en la sociedad argentina.pdf - Stella Maris Córdoba

Arturo Jauretche El medio pelo en la sociedad argentina
de los barrios; constituyen núcleos urbanos perfectamente diferenciados del centro, los que van
naciendo del desarrollo de la ciudad o como ampliación de viejos pueblos; el caso de Flores y
Belgrano. Mucho más que ser porteño, se es de Flores, de Palermo, de Boedo. El nacido en el barrio
crea todo su sistema de amistades, de amores y de hábitos dentro del mismo y es reacio a cambiar
de domicilio fuera de él, particularmente en la clase media. Las mudanzas se hacen dentro de sus
límites y es la misma la confitería, la iglesia o el cine al que concurre y los negocios donde compra;
trata de mandar sus hijos a la misma escuela a la que él asistió. Es una vida que se parece a la de
las pequeñas ciudades del interior, donde todo el mundo se silba de memoria, la gente se conoce
desde siempre y circulan los chismes, los apodos y las anécdotas como en una ciudad provinciana.
Mucho más tarde, con la aparición de las casas de departamentos, la desaparición de los espacios
que establecen soluciones de continuidad urbana, el transporte automotor y la vida más intensa y
agitada, aparecerá esa movilidad de los domicilios que desborda el límite de los barrios.
LA FAMILIA ES DE BARRIO
Hay aquí que resaltar un hecho al que ya nos hemos referido y al que tenemos que volver:
en esta nueva clase que aparece a principio de siglo, como en la sociedad tradicional, la situación
de familia es fundamental pues la calificación no se hace por individuo sino por grupo familiar; y
los inmigrantes refuerzan la solidez del grupo con las pautas rígidas de los italianos y españoles y
en las que juega en primer término la honorabilidad de la vida sexual ya señalada.
Desde el principio, el inmigrante no encuentra para su ascenso la inhibición del "inferior"
tradicional provocada por su marginal situación de familia; no es "gaucho" ni lo son sus
descendientes, y así, la filiación legítima será un elemento de calificación que gravitará en su
subconsciente, cuando la clase inferior intente el ascenso. (No, en este Buenos Aire en que los
criollos se están adaptando a las normas regulares, pero sí cuando se encuentre en presencia, años
más tarde, de la multitud innominada que viene del interior con la carga, mucho más difundida,
de la ilegitimidad en la filiación. 4
La Avenida de Mayo es el eje central de este Buenos Aires nuevo, llena de una multitud
también nueva y el símbolo de conjunto de la ciudad. Pero ni sus cafés, teatros y hoteles, y la feria
constante de sus negocios de tránsito permiten percibir el acondicionamiento de las clases, más
que por el aspecto exterior. Es como una estación de ferrocarril por donde desfilan los pasajeros. 5
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En algunas provincias donde aun subsiste fuertemente la separación entre "gente principal" e "inferior", como en Salta, por
ejemplo es fácil percibir las huellas profundas que marcan esta barrera, caso imposible de pasar. A pesar de los cambios
económicos producidos y de los trastrueques que han traído las contingencias políticas, en los pocos casos en que algunos
"inferiores" han terminado por situarse de hecho en el primer plano, su aceptación se hace a regañadientes y sin prescindir de una
calificación que va unida al apellido: son los "coyas" tales o los "gauchos" cuales. Es que el forastero, hijo de inmigrantes, cuyos
antecedentes se ignoran, no tiene ninguna dificultad para su admisión en los círculos más elevados en cuanto sus maneras y
presentación externa sea adecuada, lo que revela en qué medida es la situación familiar originaria y conocida la que determina la
calificación. El forastero, cuya ascendencia es desconocida, está en ventaja por eso mismo, pues se la supone "culta", como dice
Amadeo Lastra. Y lo es, porque el gringo tiene filiación legítima.
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En el primer cuarto de siglo la ciudad y el país todo, pasan por la Avenida de Mayo. En ella están casi todos los grandes
hoteles, las grandes confiterías y cafés, y es la síntesis del Buenos Aires moderno, construida con elementos de arquitectura
francesa penetrados de art nouveau. Los hoteles Cecil y Majestic reciben la mayor parte de los visitantes extranjeros; recién
aparece el Plaza. El hotel París es el asiento habitual de los políticos conservadores y estoy viendo allí la figura inconfundible del
"Payo" Roqué. El hotel España el asiento de los radicales con su clientela de estancieros bonaerenses. En la Avenida de Mayo
tienen su escenario popular los grandes acontecimientos políticos, especialmente las manifestaciones radicales, y en las pizarras de
sus diarios, “La Prensa” y “El Diario”, después "Crítica", se aglomera la multitud con motivo de los grandes acontecimientos políticos
o internacionales. Pero desde el principio, fue la calle de los españoles, carácter que se iría agudizando a medida que el centro
comercial y de las diversiones se fue desplazando hacia Corrientes. Llanes (“La Avenida de Mayo) vincula la españolización de la
Avenida de Mayo a la existencia de “barrio”, que subyace aun en su radio aunque difícil de percibir bajo la máscara del centro, a
que me refiero enseguida. Porque en los alrededores de la Avenida de Mayo hacia el sur, estaba establecido la mayor parte del
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