Lectura y bibliotecas escolares - OEI
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Introducción<br />
Inés Miret y Cristina Armendano<br />
La mejora de la calidad de la educación se ha instalado como una preocupación central en la<br />
agenda de política educativa desde la última década del siglo pasado. Si bien los países de la región<br />
abordan el problema poniendo el énfasis en el desarrollo de diferentes contenidos y temáticas,<br />
crear las mejores condiciones para el acceso equitativo a la cultura escrita es el requisito necesario<br />
y fundamental para el desarrollo de una educación de calidad.<br />
La población analfabeta y los jóvenes y adultos con bajos niveles de escolarización constituyen el<br />
crudo testimonio de la deuda que tienen los sistemas educativos con una importante parte de la<br />
población. El tiempo de la escolaridad obligatoria se extiende cada vez más y los resultados de<br />
las evaluaciones internacionales revelan que los niveles de comprensión lectora alcanzados son<br />
problemáticos. Por otro lado, las prácticas de lectura no están equitativamente distribuidas en el<br />
conjunto de la población y la escuela es la institución social que tiene la responsabilidad de contribuir<br />
a democratizar el acceso a la cultura escrita y de asegurar la competencia en lectura.<br />
Frente a este escenario, la preocupación por el acceso a la cultura escrita es cada vez mayor, lo<br />
cual se manifiesta en numerosos acuerdos internacionales sobre educación y en la multiplicación<br />
de los planes y programas de promoción de la lectura. Se trata de intencionalidades políticas que<br />
provienen de los campos de la educación y de la cultura y que comparten la idea de considerar<br />
que la escritura y la lectura alteran y amplían el marco de posibilidades para la socialización de las<br />
personas a lo largo de toda la vida.<br />
Hoy las políticas tienen que recuperar para la escuela un objetivo impostergable y que dio sentido<br />
a su creación hace ya más de un siglo: hacer de ella el espacio propicio para que los estudiantes<br />
lleguen a ser miembros activos de la cultura escrita, democratizando la participación en prácticas<br />
de lectura y escritura para la construcción de una ciudadanía plena y crítica.<br />
En efecto, hoy es un objetivo compartido: el hacer de la escuela una comunidad de lectores (y escritores)<br />
donde alumnos, maestros y padres acudan a los textos para comprender mejor el mundo<br />
que es objeto de sus preocupaciones o propósitos; conocer otros modos de vida, identificarse<br />
con otros autores y personajes, o diferenciarse de ellos; correr otras aventuras, vivir otras vidas;<br />
compartir con otros la emoción de una frase o de un poema, la magia del clima creado en un relato;<br />
tejer relaciones entre textos, descubrir otras formas de utilizar el lenguaje para crear nuevos<br />
sentidos… Y en relación con ello, se reconoce el papel de las <strong>bibliotecas</strong> como instrumento para<br />
que la escuela y los ciudadanos entren en contacto vivo con la cultura, con la imaginación y con<br />
la producción, y a su vez interpelen a la creación.<br />
Desde la perspectiva de la cooperación y en el marco de la propuesta “Metas Educativas 2021: la<br />
educación que queremos para la generación de los Bicentenarios”, la <strong>OEI</strong> reúne a un amplio grupo<br />
de especialistas provenientes de diferentes campos institucionales, con el propósito de poner a<br />
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