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Lectura y bibliotecas escolares - OEI

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La educación literaria<br />

representar como una franja situada en un espacio intermedio entre el efecto inmediato de la lectura<br />

personal y el acceso al conocimiento de saberes exteriores que inciden en la interpretación<br />

cultural. Interpretar los textos a los que se accede supone una tarea de reflexión y construcción<br />

compartida. Verbalizar la propia experiencia estética de manera que sea comunicable o evaluar<br />

las opiniones e interpretaciones ajenas para enriquecer la propia son procesos que requieren un<br />

dominio creciente del lenguaje metaliterario y de la conciencia explícita de los elementos implicados<br />

para hacerlo de manera eficaz. La discusión sobre los textos es el lugar por excelencia en el<br />

que facilitar la información requerida. La guía del experto debe llevar la interpretación más allá<br />

del lugar adonde llegan por sí solos los lectores: dar pistas para ver los niveles de lectura y lo que<br />

hay “tras las líneas”, ofrecer información contextual si es necesaria, enlazar con el entorno actual<br />

para hacer posible una comprensión que conecte con lo que los alumnos saben y piensan sobre el<br />

mundo, sistematizar los descubrimientos para que sirvan como futuros esquemas interpretativos,<br />

etc. Ese es el terreno de nuestro trabajo y no el análisis expuesto por el docente para propiciar una<br />

admiración impostada. Las nuevas formas de socialización a través de la tecnología se ofrecen<br />

también aquí como un nuevo recurso para la comunicación, el intercambio textual y el contraste<br />

de pareceres.<br />

LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO<br />

A raíz de los resultados del informe PISA, se ha destacado que una de las características del modelo<br />

educativo finlandés (el que ha ofrecido mejores resultados en la lectura de los chicos) es la<br />

alta preparación de sus docentes. Si nos centramos en la formación inicial, el repaso de los planes<br />

de estudio de los docentes de nuestros países revela graves insuficiencias en aspectos clave para la<br />

didáctica de la literatura, como, por ejemplo, el conocimiento de los libros infantiles y juveniles<br />

o el uso de textos literarios en diferentes contextos sociales. Incluso en aquellos lugares donde se<br />

están replanteando actualmente las titulaciones, los programas y las metodologías universitarias,<br />

las mejoras, si se producen, lo hacen de forma enormemente escasa y parcial. No incidir decididamente<br />

en la formación inicial conlleva la necesidad de que las administraciones amplíen sus<br />

previsiones de formación permanente, lo cual supone un esfuerzo mucho mayor de tiempo y<br />

economía. Así, pues, sería conveniente establecer una estrecha colaboración entre las administraciones<br />

educativas, las universidades y todas las instancias implicadas en la preparación inicial y<br />

continuada de los docentes alrededor de aspectos como los siguientes:<br />

• La atención a la formación lectora y literaria de los propios profesionales de la educación. Se<br />

trata de un requisito bien señalado por el sentido común, pero que es poco tenido en cuenta<br />

en los actuales planes de estudios y de formación continuada. La necesidad de atender a la formación<br />

de los propios docentes como lectores ha sido confirmada últimamente por la investigación<br />

centrada en el pensamiento y la conducta profesional de los enseñantes, de manera que<br />

cabe celebrar que distintos países ya hayan empezado a desarrollar algunas acciones centradas<br />

en este ámbito en sus planes de formación de los educadores de lectura.<br />

• La atención a la formación y actualización didáctica en un sentido más amplio del habitual<br />

en relación a la enseñanza literaria. Por ejemplo, parece razonable pensar que una de las dificultades<br />

para la extensión de algunas de las prácticas señaladas anteriormente es la falta<br />

de formación que han recibido los docentes en lo que concierne a sus propias habilidades de<br />

interpretación oral de los textos, de análisis de la imagen –ya se trate de álbumes ilustrados, ya<br />

de la ficción audiovisual– o de capacidad de organización didáctica de aspectos como la dra-<br />

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