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Lectura y bibliotecas escolares - OEI

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Anne Marie Chartier<br />

LA HISTORIA, ENTRE LA OBJETIVIDAD CIENTÍFICA Y LA NOVELA NACIONAL<br />

El único relato de envergadura que la escuela admite sin más es la historia nacional. La historia<br />

se convirtió en el siglo xix en una ciencia positiva basada en fuentes documentales comprobadas;<br />

rechaza las leyendas, los rumores, los testimonios dudosos de las memorias partidistas o flojas.<br />

Ofrece las garantías de una verdad científica que no toma en consideración ni los designios de<br />

Dios sobre un pueblo, ni la influencia de los astros en el resultado de las batallas, ni la existencia<br />

de hombres providenciales. Educa, al tiempo, pues da cuenta de las fundaciones, de los territorios,<br />

de las dinastías, de los acontecimientos magnos que determinan los destinos sociales y<br />

políticos. Estados Unidos son ejemplo de una historia nueva, cuyos cimientos se hallan en una<br />

revolución que rompe con la lejana Europa: nuevo éxodo, nueva salida de Egipto agrupándose<br />

en torno a los Padres fundadores 42 ; proporcionan así un modelo a los países de Latinoamérica<br />

que se estaban emancipando de las coronas española y portuguesa. Para las naciones jóvenes de<br />

América la historia empieza con Cristóbal Colón 43 . Aunque en los libros de texto se menciona la<br />

existencia de civilizaciones precolombinas, las historias nacionales empiezan con la colonización<br />

y las naciones llegan a “adultas” cuando se emancipan de esa tutela. De forma semejante, la historia<br />

de Francia hace de la Revolución el acontecimiento fundacional que permite una nueva interpretación<br />

del pasado, que ahora se llama “el Antiguo Régimen”, igual que el Nuevo Testamento<br />

permitió volver a leer la Biblia convertida en “Antiguo Testamento”. Los revolucionarios opinan<br />

que la historia que se debería enseñar a los ciudadanos no es ya la historia de la cristiandad, ni<br />

la de los reyes y los imperios, y que debe convertirse en “una historia de los pueblos y no ya en la<br />

historia de unos cuantos jefes 44 ”.<br />

Por lo tanto, todos los libros de historia escritos para colegiales establecen una nueva categoría<br />

sacra, “el sagrado amor a la patria”, al que cantan todos los himnos nacionales. Los historiadores<br />

del siglo xx 45 que examinaron los libros de texto criticaron con razón estas creaciones que<br />

tienen más que ver con la “novela nacional” que con la ciencia histórica. Pero no podemos por<br />

menos de considerar su función narrativa esencial 46 . Pues se trata efectivamente la historia de<br />

una “persona”, ya que tiene nombre propio (Argentina, Italia) y una historia singular. No se trata<br />

de historia construida en torno a algo neutro (como la historia de las ciencias, del derecho o del<br />

sindicalismo), sino entorno a un sujeto único, la nación (todas los libros de historia <strong>escolares</strong> son<br />

“nacionales”, pero la historia de la Argentina no es la de Italia). Para contribuir a que niños sin<br />

42<br />

Los puritanos, expulsados de Europa rumbo a Nueva Inglaterra, se comparaban frecuentemente con el<br />

pueblo elegido que salió de Egipto rumbo a la Tierra Prometida.<br />

43<br />

Por ejemplo, en la cubierta del “Libro primero de lectura” Paso a paso (1908) hay un anuncio de La Historia<br />

argentina, explicada en noventa y cinco lecciones, desde el descubrimiento de América hasta nuestros<br />

días, por Carlos Cánepa, aunque la geografía que se recomienda es universal (La Geografía de los niños<br />

argentinos. Elementos de la geografía universal, por Z. Vélez de Aragón).<br />

44<br />

Talleyrand, Rapport sur l’instruction publique, de septiembre de 1791.<br />

45<br />

Héctor Rubén Cucuzza, Historia de la educacíon en debate, Buenos Aires, Niño y Dávila, 1996, especialmente<br />

Cecília Bravlasky, Los usos de la historia en los libros de texto para escuelas primarias argentinas<br />

1916-1930; Stella Maris Scatena Franco, Luces e sombras na construção na nação argentina. Os manuais<br />

de história nacional (1868-1912), Universidade de São Francisco, CDAPH, 2003; Anne-Marie Chartier,<br />

¿Con qué historia de la educación debemos formar a los maestros?, CIHELA, noviembre de 2007, en<br />

espera de publicación.<br />

46<br />

Paul Ricoeur, Temps et récit 1, París, Seuil, 1983.<br />

39

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