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Lectura y bibliotecas escolares - OEI

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Educación y cultura: conveniencias<br />

y posibilidades de una política pública<br />

integrada de lectura<br />

José Castilho<br />

Al amigo agrónomo-literato, Antonio Celso Wagner Zanin<br />

“[…] El mayor incentivo a la lectura será siempre la reducción de las desigualdades sociales, pero sabemos<br />

que la divulgación del libro y de la lectura exige también un fomento específico” 1 .<br />

“[…] La política no tiene fines perpetuamente establecidos [...]: los fines de la política son tantos cuantos<br />

son las metas que un grupo organizado se propone, de acuerdo con los tiempos y circunstancias” 2 .<br />

REFLEXIÓN SOBRE EL TIEMPO PRESENTE<br />

Implantar una política del libro y de la lectura para un país es, siempre y ante todo, un ejercicio<br />

esencialmente político y, principalmente, de análisis de la actuación de la política pública que<br />

viene siendo aplicada en el área de la cultura y de la educación. Esta cuestión, aparentemente obvia,<br />

muchas veces está oculta, disimulada, negada, como si el acto de la promoción de la cultura<br />

letrada pudiese escapar de esa conjunción que ordena el poder y los recursos aplicados por los<br />

gobiernos. Por esta razón, comienzo esta reflexión con el examen, breve pero oportuno, sobre algunas<br />

posibilidades acerca del término “política”. Al final, es de eso de lo que estamos tratando, de<br />

sugerir decisiones políticas para los Estados nacionales sobre un segmento cultural considerado<br />

por muchos como esencial para el pleno desarrollo de la ciudadanía: el libro y la lectura.<br />

Antes de esto, es igualmente oportuno aclarar al posible lector que comprendo la función del Estado<br />

con relación a la cultura como un agente impulsor y coproveedor de las condiciones adecuadas<br />

a la sostenibilidad de las manifestaciones artísticas y culturales: el Estado no hace la cultura,<br />

quien la hace es la sociedad, la población en sus varios segmentos. Pero es importante afirmar<br />

que comprender el papel del Estado en esta ecuación no significa descartar o menospreciar su<br />

peso e interferencia en lo que a la cultura se refiere. Muchas veces, y con cierta frecuencia en<br />

varios países iberoamericanos, la actuación de los gobiernos, políticamente comprometidos con<br />

sus ideologías e intereses, acaban por determinar parcial o íntegramente la actuación de varios<br />

sectores de la cultura; el del libro y el de la lectura, inclusive.<br />

Si examinamos el significado clásico y moderno del término “política”, en este ya se encuentra<br />

presente la remisión a lo civil y a lo público, además de estar originariamente derivado de polis,<br />

1<br />

Luis Inácio Lula da Silva, presidente de la República Federativa de Brasil, discurso a la Academia Brasileña<br />

de las Letras, 29 de octubre de 2008.<br />

2<br />

Bobbio, Norberto, en Dicionário de Política, vol. 1, p. 957, 11.ª ed., Brasilia, Ed. UnB, 1998.<br />

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