Lectura y bibliotecas escolares - OEI
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Reescribir la lectura = releer las <strong>bibliotecas</strong>. Redes y servicios públicos de lectura<br />
y hospitales realice un acompañamiento a las madres embarazadas. Esto puede ser estimulado<br />
entregando lecturas adecuadas al estado de “espera” de los padres, los cuales, sobre todo si son<br />
primerizos, suelen ser muy atentos a ciertas lecturas, especialmente si guardan relación con la<br />
vida de los bebés y su entorno.<br />
Muchas veces, un segmento importante de la población no participa de las actividades de la biblioteca;<br />
le parece que ese es un lugar muy formal, destinado a las “personas inteligentes” o simplemente<br />
para que los niños hagan sus deberes <strong>escolares</strong>. Eso produce una distancia infranqueable<br />
entre el potencial usuario y la biblioteca; finalmente, entre la persona y la lectura.<br />
Por lo tanto, la biblioteca, tanto la pública como la escolar, deberán permear de y con lectura los<br />
espacios cotidianos de la gente: consultorios y hospitales, paraderos del transporte colectivo, mercados<br />
callejeros, trenes subterráneos o interurbanos, estadios, plazas y centros comerciales, entre<br />
tantos otros. Es en esos ambientes por donde transita o se reúne habitualmente la comunidad.<br />
Un claro ejemplo de lo anterior es el programa “El Puesto de los Libros en la Feria Franca” que<br />
desarrolla el Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil CEDILIJ en la<br />
ciudad de Córdoba, Argentina. Instalada en una feria o mercado callejero, al lado de un puesto de<br />
frutas, la biblioteca ha salido con sus mejores libros a buscar a las personas. Ganador del Primer<br />
Premio Vivalectura 2008, entre cuatrocientas iniciativas lectoras de toda Argentina, este “Puesto<br />
de los Libros” presta más libros que la propia Biblioteca Provincial de Córdoba.<br />
Pero estos ambientes, cotidianos para la gente, suelen no serles propios y naturales a las <strong>bibliotecas</strong>,<br />
pues pertenecen a otras instituciones, a empresas privadas o tienen dinámicas muy diferentes.<br />
Entonces se requiere nuevamente hacer alianzas y crear redes con aquellos que administran<br />
esos espacios o se manejan en ellos con mayor naturalidad.<br />
Tener éxito en estos campos es doblemente compensatorio: la biblioteca es reconocida y valorada<br />
por sus propias autoridades y por los nuevos agentes con los que se establece esta alianza estratégica,<br />
facilitando la generación de nuevos proyectos conjuntos. Pero es, por sobre todas las cosas,<br />
una enorme puerta que se abre, por donde más y nuevos lectores acceden a la cultura, la información<br />
y la recreación. Es en estos espacios en donde mucha gente, que no asistiría a una biblioteca<br />
formal, puede llegar a reescribir la lectura y releer las <strong>bibliotecas</strong>.<br />
PROFESIONALIZACIÓN<br />
La implementación de todos estos cambios, la creación de redes, la retroalimentación con las<br />
comunidades, el monitoreo de los programas y las evaluaciones de los mismos, entre otras tareas,<br />
deben ser llevados a cabo por una plana profesional de primer nivel, lo cual implica inversión<br />
en capacitación y la generación de un modelo de gestión adecuado, que sea perfeccionado constantemente<br />
por quienes se hagan cargo de estas tareas. Hacer de esta nueva mirada una nueva<br />
escuela.<br />
Resulta indispensable la preparación de cuadros expertos, altamente profesionalizados, en fomento<br />
lector. Es impensable que las escuelas de bibliotecología y pedagogía no estén preparando,<br />
como sucede en la mayoría de nuestras universidades, en fomento lector y escritor a sus estudiantes<br />
de pregrado. Incluso esa preparación debe extenderse hacia otras carreras que potencialmente<br />
podrían formar agentes de lectura.<br />
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