O Riso no Mundo Antigo - NUCLAS

principalmente en los fi lósofos Platón y Aristóteles. Pero las suyas son opiniones
parciales, cuando no erróneas, y responsables además de la recurrencia de ciertos
clisés que no hacen justicia a la naturaleza del humor aristofánico. 22 Estamos
pensando en los comentarios de Platón en el Filebo acerca del rol protagónico del
sentimiento de la envidia en la comicidad, y de esa mezcla de placer y dolor que la
comedia a su entender producía entre los espectadores; o los de su discípulo Aristóteles,
que asociaba la comedia con lo risible (tò geloîon) en oposición excluyente
a lo serio (spoudaîon), y vinculaba lo cómico con lo feo, lo deforme (aiskhrós).
Un autor como Aristófanes tampoco se ha quedado callado al respecto. No resulta
inoportuno prestar atención a lo que él mismo ha expresado sobre los modos de
provocar el humor y sus efectos inmediatos en el público.
En esa dirección, cabe recordar que Aristófanes ha creado para sí la imagen
de un autor sofi sticado, -se atribuye a sí mismo la reputación de un “experto”
(sophós), 23 y “habilidoso” (dexiós)-, 24 artífi ce de una obra innovadora e inteligente.
25 En más de una ocasión ha dejado en claro su pretensión de ser el hacedor de
un drama de índole ética. Según este parecer, sus comedias dicen “cosas justas”
(Acarnienses 500-1, 655, Caballeros 510), enseñan “cosas buenas” (Acarnienses
656), aconsejan a la ciudad “cosas nobles” y la instruyen (Ranas 696-7). El poeta,
un verdadero adalid de la justicia, se arriesga por el bien de los ciudadanos
(Acarnienses 645) y los defi ende de los bestiales demagogos (Pax 759-60, Avispas
1036-7), razón por la cual es considerado el mejor “consejero” (Acarnienses 651).
En este tipo de comentarios metateatrales, Aristófanes expone su intención de mezclar los
elementos cómicos (geloîa), propios de la comedia, con elementos serios (spoudaîa),
un entrecruzamiento original que acaba por cristalizarse en género durante
el Helenismo. 26 Aquello que Aristófanes defi ende como un sello propio es, en otras
S. Attardo, Linguistic Theories of Humor, Berlin, Mouton de Gruyter, 1994.
22 Cf. M. SILK, Aristophanes and the Defi nition of Comedy, Oxford, Oxford University
Press, 2000.
23 Nu. 520, 1202.
24 Ach. 629.
25 El poeta reivindica con recurrencia sus ideas originales (cf. V. 10043, 1053, Nu. 547, Ec.
583-5). Existen evidencias de que otros autores cómicos también reclamaban originalidad
y habilidad en sus técnicas dramáticas, no obstante -observa A. SOMMERSTEIN, ‘Old Comedians
on Old Comedy’, in B. Zimmermann (ed,) Drama. Beiträge zum antiken Drama
und seiner Rezeption, Bd.1, Stuttgart, 1992- solo Aristófanes reivindica para sí el rol de
consejero de los atenienses. Todas nuestras citas de las obras de Aristófanes son tomadas de
la edición de A. SOMMERSTEIN, The Comedies of Aristophanes, Warminster, Aris & Phillips,
1980-2001.
26 Nos referimos a lo serio-cómico (σπουδογέλοιον), del cual Aristófanes ha sido tenido
por su predecesor. Al respecto véase J. SUÁREZ, J. Old Comedy within Bakhtinian Theory:
An Unintentional Omission, CB 63, 105-111, 1987, y W. RÖSLER, & B. ZIMMERMANN, Car-
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