O Riso no Mundo Antigo - NUCLAS

pugnante y atrevido”, (ὦ μιαρὲ καὶ τολμηρὲ, Paz 362), “malvados” (ὦ πόνηροι,
Paz 384). Por lo general el insulto se inscribe en un enfrentamiento que se limita
a lo verbal, aunque tampoco falta en Aristófanes el tradicional -y farsesco- apaleo:
¿Estás parado sin hacer nada? ¡Este puñetazo (κόνδυλος) es para ti!
(Paz 256, Pólemos a su servidor)
Continúa golpeando (παἶ ) con la vara al charlatán. (Paz 1121, en
alusión a Hierocles)
El combate y la agresión no solo eran permitidos, sino propiciados y celebrados
por el género cómico. Cuando el ataque verbal era nominalmente directo y
explícito contra personas reales, parte del público, o personas representativas del
público entero, se lo dio en llamar onomastì komoideîn, expresión que podríamos
glosar como “invectiva personal”, un poderoso dardo de ataque usado contra los
miembros activos de la pólis (generales, embajadores, delatores, ofi ciales religiosos,
etc.), la gente de teatro (autores y actores), y un sinnúmero de ciudadanos
reconocidos por el público. 54 Los insultos solían concentrarse en el aspecto físico,
el comportamiento, o la indignidad del insultado. 55 Es el tipo de humor que los
sociólogos han explicado como un “castigo colectivo” de la sociedad contra un
individuo que trata de salirse del redil, de sus códigos de conducta habitual. Pero
también se trata, sobre todo en el humor agresivo de la invectiva, la burla y el
ridículo, de un cauce para ejercer una venganza impune contra quienes se consideran
nuestros superiores -ya sean los dioses, los políticos o los intelectuales.
Produce la disolución de las barreras, aquello que Bajtín ha considerado una de
las características esenciales del humor carnavalesco, 56 de una licencia del festival
cómico, acotada a un tiempo y lugar dados, que vale como válvula de escape y de
refuerzo del orden y las jerarquías prevalecientes. En Paz ello se ve plenamente
en la presentación caricaturesca de una divinidad degradada como la de Hermes,
rápido a ser sobornado y a traicionar a Zeus para no obedecer otra orden que la de
su estómago. 57
54 Cf. A. SOMMERSTEIN, How to Avoid Being a Komodoumenos, CQ 46, 327-56, 1996.
55 M. TREU, M. Undici cori comici. Aggresività, derisione e techniche drammatiche in
Aristophane, Genova, Pubblicazioni del D.A.R.F.I.C.L.E.T., 1999.
56 Cf. M. BAJTÍN, La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. El contexto de
François Rabelais, Madrid, Alianza, 1987.
57 También el propio Zeus es burlado cuando se lo califi ca de “Lanzamierda” (Σκαταιβάτου,
Pax 42). K. DOVER -Aristophanic Comedy, Berkeley & Los Angeles, University of California
Press, 1972- ha sido especialmente el defensor de la tesis de que la comedia aristofánica
representa la fantasía del hombre común de burlarse de los superiores y poderosos.
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